viernes, 30 de julio de 2010

Ciclo Cine – Debate

Domingo 8 de agosto 20:30 hs. Jornada de cine, homenaje a Evita, en el marco del Bicentenario de la Patria

Proyectamos
EVA PERON
Una película de Juan Carlos Desanzo, protagonizada por Esther Goris y Víctor Laplace

“El capitalismo foráneo, el capitalismo foráneo y sus sirvientes oligárquicos y entreguistas han podido comprobar que no hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos.” Eva Duarte de  Perón.
Acompañanos, Sala de Teatro “El Libertablas”
Organiza e invita
La OTRA CARA, Movimiento Cultural
Con el apoyo de Iniciativa Popular, el Grupo de teatro “El Libertablas”
 y el Área Municipal de Cultura

jueves, 29 de julio de 2010

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció hoy un aumento de 16,9 por ciento para "todos los jubilados"

Regirá a partir de septiembre. En total, durante este año el incremento alcanzará el 26,49 por ciento. La asignación familiar y la asignación universal por hijo se incrementarán 22,22 por ciento. 
En un discurso de más de media hora y acompañada por gobernadores, el gabinete nacional completo y legisladores nacionales, Cristina sostuvo que "estamos institucionalizando las políticas de seguridad social para que no queden sujetas a los humores del gobernante de turno".
"Estamos dándole certidumbre y sustentabilidad a las políticas de Estado", dijo la Presidenta y subrayó: "para que esto no quede sujeto a los humores del gobernante de turno o las presuntas vocaciones que se desatan en medio de campañas electorales".
Al realizar el anuncio de las jublaciones mínimas, Cristina explicó que "en el marco de la ley de movilidad jubilatoria que asegura dos aumentos en el año queremos anunciar un aumento del 16,90 por ciento para todos los jubilados a partir del segundo aumento (septiembre) y que sumado al 8,21% que se dio a partir de marzo; para el año 2010 el aumento de los jubilados y pensionados será de un 26,49%".
"Esto tiene su anclaje en el crecimiento de la economía, si vemos la evolución de este aumento que comenzó a aplicarse desde marzo en dos veces al año", precisó.
La jefa del Estado subrayó además que "en un mundo donde cuando encendemos la television o tomamos el diario vemos lo que está pasando en otras partes del mundo con ajustes, con achiques salariales y con el aumento de la edad jubilatoria, en la Argentina los jubilados totalizan con este aumento del 26,49, en los primeros cuatro aumentos previstos por ley el 51,65% ciento".
Cristina dijo que "de 2003 a hoy la jubilación mínima subió un 597,8% es decir 7 veces y la jubilación media subió un 294,50%" y sostuvo que "esta política no basta explicarla desde lo remunerativo sino desde la cantidad de gente que se ha incorporado al sistema jubilatorio ya que hoy casi el 87% de los argentinos en condiciones de jubilarse estan dentro del sistema".
Con respecto al aumento de la jubilación mínima anunciado la presidenta dijo que "esto significa que el haber mínimo actual de 895 pesos pasa a ser 1.046,50 y más el subsidio pasa a los 1.091 pesos para todos los jubilados de la Argentina".
En cuanto al aumento de las asignaciones familiares la Presidenta anunció un incremento del 22,22% con lo cual se aumenta de 180 pesos a 220 pesos la asignación universal por hijo.
"Esto beneficiará a 3.778.822 niños y además el aumento alcanzará a las personas con hijos discapacitados cuyo aumento se imcrementará de 720 pesos a 880 pesos que tambien será pagado por ANSES", dijo.
Cristina subrayó que "la suma de todas estas inversiones de carácter social significan un 11,88% del PBI y un 57% del presupuesto total de gastos que aprobó el Parlamento".
Por último, la Presidenta anunció la convocatoria al Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil y reclamó "responsabilidad de todos los actores empresarios, comerciantes y trabajadores para lograr acuerdos".

Fuente: ARBIA

miércoles, 21 de julio de 2010

Signos de reactivación en la economía

Difundimos nota de Salvador Treber publicada por Comercio y Justicia de Córdoba el pasado 7 de julio, para contrarrestar a los agoreros. 


El escenario de la economía mundial presenta una serie de “novedades” que obligan a replantear aspectos que se reiteraban en todas las crisis precedentes pero que, en este caso varían en forma considerable. La regla general de que cualquier caída de los países de ingresos más altos impactaba fuertemente en los de inferior grado de desarrollo, incluso la que se inició en septiembre de 2008, parecía que no sería una excepción. Con el comienzo de 2010 esta impresión, alimentada por toda la experiencia anterior, ha tenido para Sudamérica un vuelco inesperado.
Ello se verifica mientras Estados Unidos y casi todos los europeos continúan sufriendo la secuela de las gravísimas irregularidades que afloraron en el sistema financiero y bursátil; China ha retornado a sus extraordinarias tasas de crecimiento -11,7% en el primer trimestre de este año- e India, aunque en un tono algo menor, también ha recuperado la dinámica que tuvo hasta fines de 2008. La gran “novedad” es que el área que integramos ha seguido esta última tendencia, “despegando” de lo que nos tenía acostumbrados; es decir, siendo caja de resonancia que refleja las alternativas de las mayores economías del orbe.
El hecho más notable es Brasil. En el período enero-marzo ha registrado un avance del PBI totalmente inédito pues superó nueve por ciento; nivel éste que le era desconocido. Sin llegar a semejante marca, lo sigue Argentina con un óptimo índice de 6,8% y un notable 13,1% en la comparación interanual de la inversión bruta fija de idéntico lapso. La composición de ésta es muy significativa, pues mientras la construcción sólo superó su nivel en 5,1%, los bienes durables de producción lo hicieron en 25,8% y los de origen importado se elevan a 41,6%. Tales indicadores revelan que las empresas han resuelto ampliar su capacidad instalada, lo cual obedece a las perspectivas favorables que estiman con vistas al futuro. El optimismo en tal sentido se acentúa por la consideración de algunos datos posteriores, que ratifican una clara tendencia de ascenso. Ejemplo de ello es que la utilización de aquélla -que en 2009 era de  70,4%- pasó a 86,7%; dando explicación lógica a la incorporación de nuevos equipos de producción que se ubican en alrededor de 25%; o sea, uno de los mas elevados de la última década.
No menos auspiciosa ha sido la evolución registrada por el sector industrial, que en mayo llegó a 10,2%, con picos muy altos, como la de acero crudo que tuvo un verdadero “salto” de 68% que, obviamente, es consecuencia de una demanda incremental muy sostenida en todas aquellas ramas que lo tienen en carácter de insumo esencial. Testimonio de ese acierto es el crecimiento automotriz que trepó un 40,5%; gravitando decisivamente las exportaciones a Brasil. Su inserción en el movimiento doméstico privado no le fue demasiado en zaga pues marcó un aumento de 7,3%; mientras que la del público lo hizo en 8,4%.

Quizá el único aspecto preocupante lo constituyan las presiones inflacionarias, que a pesar de haber cedido en intensidad con respecto al primer bimestre, se mantienen relativamente por encima de lo deseado y apuntan a superar con holgura lo sucedido en el año precedente. Los ajustes salariales, ya sea los pactados en los acuerdos iniciales o a través de posteriores correcciones en los que se habían quedado”cortos”, rondan 30%; pero todos se mantienen alerta para no admitir mermas en su respectivo poder adquisitivo. Constituye una incógnita qué incidencia futura puede tener esta actitud, aunque -por el momento- las referidas actualizaciones fueron absorbidas por el circuito sin afectar el mercado interno ni las tasas de crecimiento y de inversión.

La gestión del sector publico
Según la información emanada de la Tesorería General para los primeros cinco meses de 2010, el resultado financiero acumulado arrojó un saldo positivo de $ 476,7 millones, lo cual fue posible debido a la extraordinaria recaudación lograda en mayo. Cabe recordar que hasta abril era negativo en la importante suma de $ 2.095,6 millones y que el cambio de signo se dio en el quinto mes, pues el resultado positivo fue de $ 2.572,3 millones. Dada la excepcionalidad de ese registro, ello no quiere decir que esa tendencia se mantendrá en lo que resta del ejercicio que estaba previsto cerrar con un déficit muy cercano a diez mil millones de pesos. De todas maneras, hasta el momento, la realidad ha superado las previsiones. Esa evidencia corresponde a un superávit primario de $ 8.358,8 millones del cual se deducen erogaciones financieras por la importante suma de $ 5.786,50.

Si se compara el saldo final con igual lapso de 2009 implica una suba muy superior (229%) y que dicha gestión se alcanzó sin apelar exclusivamente a ingresos de fuente tributaria; pese a que el gasto total ha seguido creciendo a un fuerte ritmo (35%), o sea alrededor de diez puntos porcentuales por sobre el nivel de precios. Según advirtió el ministro de Economía, además, se ha cancelado deuda externa con reservas por US$ 2.054,20 millones de los cuales corresponden US$ 1.171,20 millones a acreedores privados y US$  883 millones a deudas con organismos internacionales de crédito.

La fuente elegida para hacer dichas cancelaciones se explican en que ni los resultados favorables de la Tesorería ni los del balance comercial en el balance de pagos fueron suficientes para cubrirlos. Este último ascendió a US$ 2.638 millones en el primer trimestre; registrando una reducción de US$  1.323 millones el de idéntico período de 2009, como consecuencia del gran incremento habido en materia de importaciones. En tal sentido hay que tomar muy en cuenta que al finalizar marzo las reservas acumuladas en el Banco Central registraban US$  47.460 millones, pero al cierre del 18 de junio ppdo. se habían elevado a US$  49.549 millones debido a la mayor actividad exportadora y al freno puesto a las operaciones denominadas de “fuga” de divisas.
La diferencia de actitud ha sido notable. Entre los meses de enero-marzo, por ese concepto, salieron del país US$ 2.970 millones pero a partir de abril esa tendencia se ha invertido en forma rotunda, arrojando el bimestre que integra con mayo un excedente de US$  414 millones. Esta cifra, en términos absolutos, no parece importante desde que era lógico esperar la reversión operada en el total de importaciones con respecto a las del año precedente. Cabe recordar que la estimación sobre el posible monto que asumirá el saldo positivo del Balance comercial en todo este año lo ubicaban en alrededor de US$ 12.300 millones; es decir, con una baja de 25,1% en relación al logrado en 2009.

Nadie podía, por lo tanto, ignorar que habría una fuerte recuperación en función de la conocida caída operada en el stock de insumos estratégicos sumada a la dinámica propia que siempre imprime una fuerte recuperación de la actividad interna. Pero si tales circunstancias eran previsibles, la gran aceleración en el ritmo de las compras en el exterior ha superado todos los cálculos previos, ya que éstas incluyen la introducción masiva de bienes de consumo. Esa tendencia al derroche de divisas -que no son fáciles de obtener en un mundo en crisis- ha llevado a la conducción económica a tomar medidas destinadas a “enfriar” esa voracidad de adquirir bienes prescindibles o que desplazan del mercado a los de origen nacional.
Las perspectivas hasta el cierre del ejercicio
Salvo un agravamiento severo de la situación mundial que afecte la actividad general en una medida superior a lo que está sucediendo, puede esperarse con buenos fundamentos que la economía argentina registrará un índice de crecimiento de su PIB superior a siete por ciento.
Debe recordarse que en el mensaje que acompañó el proyecto de presupuesto de la Administración Nacional se informaba que en su elaboración se había supuesto un incremento de sólo 2,5%. Esto no causó ninguna extrañeza, pues la mayoría de los analistas coincidieron en porcentajes bastante semejantes.
En consecuencia, la realidad excede con creces todas las hipótesis prospectivas, aun las de los más audaces u optimistas, que se animaron a predecir una tasa anual de hasta un cinco por ciento. Si este nivel era considerado inmejorable, es obvio que lo que se viene logrando debería colmar las exigencias y aspiraciones de quienes sinceramente apuestan al bienestar, sin exclusiones, de los habitantes del país. Por ello no resulta muy lógico que continúen insistiendo en advertir sobre eventuales inminentes riesgos; quitando relevancia a la recuperación. Plantean que obedece a factores circunstanciales y transitorios que, de todas maneras, se agotarían en sí mismos, no permitiendo evitar una posterior e inevitable caída.
La principal objeción estriba en la curva ascendente que viene registrando el gasto público en la jurisdicción nacional. Si bien sería preferible adoptar una política selectiva que evite la realización de erogaciones prescindibles, el apoyo a la inversión es un factor importante en la sustentación del esfuerzo privado, pues apunta a optimizar la infraestructura productiva, al asegurar la provisión de energía y de combustibles. Por otra parte, pese a que el gasto supera el de 2009 en 35%, no lo ha hecho generando hasta el momento ningún tipo de desequilibrio. En la segunda mitad del año, los ingresos tributarios suelen rebasar los registros del primero, pese al habitual “pico” máximo que se registra en mayo.
Haciendo una proyección de tono moderada, ya que los compromisos de la deuda externa podrán contar todavía con casi US$ 4.500 millones más provenientes del uso de reservas, se puede prever que no habrá mayores dificultades pues quedan como refuerzos de dichos recursos, las ganancias del Banco Central por el ejercicio 2009 y la posible colocación de títulos contra los fondos de la Anses, por lo menos en una proporción semejante a la utilizada en el ejercicio anterior.
Queda como principal preocupación la forma en que se conducirá la coyuntura para tratar de atenuar las presiones inflacionarias sin frenar el crecimiento; o sea, consolidando la tendencia expansiva del mercado. Constituye un elemento más de tranquilidad que se hayan recompuesto en medida apreciable las finanzas provinciales y municipales; mediante la positiva concurrencia de una notoria mejoría en la recaudación propia, de las transferencias interjurisdiccionales y la renovación en condiciones muy favorables de la deuda que mantienen con la Nación. Sería imperdonable, frente a todos estos aspectos tan positivos, que personajes movidos por mezquinos cálculos electorales, lleguen a agitar falsos fantasmas con el objeto de hacer cundir la desconfianza y el pesimismo.

lunes, 19 de julio de 2010

Manifiesto político de El Andén

Nuestra América exige que nos pongamos de pie
Manifiesto político de El Andén 
 
“…la nuestra es una arma chica, como los cuchillos que los gauchos
ataban a las puntas de las tacuaras con tientos del país. Con esa poca
cosa se hizo la patria y en cambio con otras mejores se apuntaló a los
que la vendieron. Con esta arma, chica, empezamos nosotros. Pero al
salir, saldrá cortando y haremos patria…” 
Arturo Jauretche 

 "Cada paso del movimiento real vale más que una docena de programas."
              Karl Marx 

Hoy América se está poniendo de pie. Nuestra América está librando una colosal batalla por su libertad. América está luchando, hoy como hace doscientos años, por ser independiente, libre y soberana. Y hoy nuestra tierra, de la mano de nuestras naciones hermanas, se está poniendo de pie con ellas, junto a ellas. 
Desde El Anden, metidos hasta la médula en el barro del presente, desde las  urgencias históricas que nuestro presente nos impone, llamamos a cada compañero y compañera a sumarse a este grito del subsuelo, a esta patria sublevada. 

Nuestra América 

Diferentes procesos destituyentes se hacen cuerpo en nuestra América, impulsados por los sectores más concentrados de la economía y el poder político, orientados  siempre al reajuste neoliberal. En este marco tuvieron y tienen lugar, por ejemplo, el golpe de Estado en la república hermana de Honduras y su fraguada recuperación democrática; el intento imperial por militarizar nuestra región; la avanzada de la derecha liberal agroexportadora en nuestro país que, en complicidad con los oligopolios mediáticos, no reconoce otro límite que su propio beneficio.  
Este intento de actualizar el proyecto neoliberal (proyecto de profundo contenido autoritario, fundado en y hacia la exclusión de las mayorías de nuestro pueblo), se orienta a desmantelar este proyecto de futuro independiente, libre y soberano que los pueblos latinoamericanos hemos vuelto a caminar. Este intento de actualizar el proyecto neoliberal no tiene otro objetivo que el de aniquilar esta nueva hora americana. 
Desde estos dolores que nos quedan, metidos hasta la médula en el barro del presente, sale este grito de guerra, este llamado a la batalla. Desde las  urgencias históricas que nuestro presente nos impone, los convocamos a defender y profundizar esta nueva hora americana. 
Los llamamos para acompañar a nuestro comandante Hugo Chávez Frías, quien desde la dignidad de un pueblo históricamente saqueado y oprimido está continuando el camino que Fidel y el Che nos marcaron, señalando el rumbo hacia una América sin explotadores ni explotados. Los llamamos para defender a los compañeros Evo Morales y Álvaro García Linera, cuyo gobierno expresa la dignidad originaria de Nuestra América profunda, con un presidente que representa la manifestación más genuina de su clase y el ejemplo inigualable de un vicepresidente leal a su pueblo. Los llamamos para acompañar al presidente Correa, al presidente Mujica, a los comandantes Fidel y Raúl Castro, todos ellos compañeros. 

Nuestra Patria 

Argentina no es ajena a este desarrollo histórico. Por vez primera en los últimos 35 años, nuestro país no se (des)dibuja como apéndice del viejo continente, como colonia de los viejos y nuevos imperios. 
Después de la fractura que significó el Terrorismo de Estado,  su proyecto neoliberal profundizado en el menemato condenó a nuestro pueblo al hambre y la expoliación. Apertura indiscriminada y desregulación del mercado, flexibilización laboral, privatizaciones, especulación financiera, crecimiento exponencial de la deuda externa, concentración oligopólica y desarticulación del aparato productivo nacional (que se reorientó hacia la producción de servicios casi con exclusividad), fueron sus rasgos salientes en lo económico. Desempleo estructural y su consecuencia de hambre, criminalización de la pobreza, concentración del ingreso, represión de la protesta social, apatía, individualismo, apoliticismo, tecnocracia, pizza con champagne y los viajes a Miami, completaban el cuadro. No hubo excluidos: la reproducción ampliada del capital financiero precisaba necesariamente de la reproducción ampliada de la pobreza y la indigencia, esa marginación absoluta e imprescindible para el capitalismo predador, “disciplinando” a cualquier trabajador que recordara que en esta tierra hubo una vez derechos. El Estado nunca se retiró: siguió allí, más presente que nunca, para garantizar la “libertad del mercado”, tanto que para ser libre, la libertad de mercado necesitó de un estado de sitio. 
Nuestra patria crujió, y aquel 19 y 20 de diciembre de 2001 fueron un tajo en nuestra historia. 
A partir de allí, desde hace siete años, en nuestra tierra se vienen desarrollando batallas medulares: 
El enjuiciamiento efectivo a los genocidas y sus cómplices, cristalizando en políticas de Estado las demandas históricas de las organizaciones libres del pueblo, que lucharon y luchan por la memoria, la verdad y la justicia. La decisión política de construir una Corte Suprema de Justicia independiente, por primera vez en nuestra historia. Una política exterior orientada a la integración social, cultural, económica y política con nuestros hermanos latinoamericanos, abandonando las “relaciones carnales”, su sometimiento imperial y su humillación nacional. El desterramiento de palabras como “ALCA”, “riesgo país”, “ajuste”, “reducción del gasto público”; la fundación de la UNASUR, el rechazo a la intromisión militar, política y económica imperial en nuestra región. La implementación de la Asignación Universal por Hijo, primera política de Estado estructural de los últimos 55 años orientada a la distribución inclusiva del ingreso, que permite a millones de argentinos volver a pensar que tienen derechos, y a nuestro país, hacer retroceder la pobreza y la indigencia a los niveles de 35 años atrás. El aumento creciente del presupuesto en educación, que confina al pasado los recortes y ajustes cotidianos durante el más crudo neoliberalismo, aunque mucho falte para alcanzar el presupuesto necesario. La imperfecta Resolución 125, que puso en discusión, por primera vez en los últimos 60 años y desde el Estado, el destino de las rentas extraordinarias de la oligarquía parasitaria y sus oportunistas versiones neoliberales, los arrendatarios ausentistas y especuladores. La re-estatización de empresas privatizadas durante el menemismo, empresas de valor histórico estratégico para el desarrollo de un modelo productivo y no especulativo,  como la ex Fábrica Militar de Aviones en nuestra ciudad. La sanción del 82 por ciento móvil para los trabajadores universitarios, que recupera una demanda histórica de nuestros docentes. La decisión política de no reprimir la protesta social, de no reprimir ni a piqueteros ni a chacareros: en estos siete años no ha habido un solo muerto por represión de las movilizaciones populares en manos de las fuerzas de seguridad que dependen del Estado nacional (y sí los ha habido a manos de las fuerzas de seguridad provinciales, como el caso del compañero Carlos Fuentealba, muerto por luchar a manos de la policía neuquina de Sobisch). La sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual,  construida desde los movimientos sociales y las organizaciones populares,  que permitirá la reconstrucción de aquello que los grandes monopolios y los intereses mezquinos vinculados al Terrorismo de Estado le arrebataron a nuestro pueblo: la capacidad de pensar por sí mismo, la capacidad de un pensamiento crítico, democrático y plural. La recuperación de las paritarias laborales, esa instancia en la que el movimiento obrero organizado y sindicalizado discute salario y condiciones de trabajo, llegando a un número histórico de convenciones colectivas de trabajo. La re-estatización de los fondos de jubilaciones y pensiones, que desarticula uno de los principales negociados de la especulación financiera, que permite el financiamiento genuino y autónomo de políticas de desarrollo e incorpora a millones de jubilados al sistema de reparto, millones de jubilados que la complicidad entre el Estado neoliberal y el sistema privado habían condenado a no percibir ningún ingreso. 
Desde hace siete años en nuestra tierra se vienen desarrollando batallas medulares, pero todavía faltan muchas por librar. El combate último, aquel que nos permita fundarnos definitivamente como una patria libre, justa y soberana todavía no aparece en el horizonte. Por eso es necesario avanzar, y no retroceder ni un paso; avanzar con este gobierno o a pesar de él si es necesario. 
El pueblo argentino no puede ni debe permitirse titubear ante los combates que se libran hoy, cotidianamente, en cada mesa de café, en cada taxi, en cada marcha, en cada tapa de un diario. No podemos dudar ni dividirnos, porque del otro lado de la vereda no nos está esperando un modelo de país aún más justo, equitativo y democrático. Al frente está el rejunte amontonado de un seudo-progresismo oportunista, desencontrado y funcional, y la derecha. Una derecha que, viendo su intereses cuestionados, está dispuesta a recurrir (bien lo ha demostrado) a cualquier artilugio para frenar el avance, no de este gobierno, sino del conjunto del pueblo argentino hacia la conquista de su libertad, hacia las mejores condiciones posibles de nuestros trabajadores y trabajadoras, hacia la redistribución del ingreso, hacia la democratización de la información; en definitiva, hacia una nación para todos y todas. 
La derecha no es un fantasma. La derecha es un conglomerado de intereses y fuerzas históricas en franco reagrupamiento, dispuestas a no ceder ninguno de sus privilegios, conquistados a costa del hambre y la sangre de nuestro pueblo. Es esa derecha liberal agroexportadora que hoy insiste con su proyecto neo conservador de “reducción del gasto público”, que habla de “autoritarismo” cuando el Estado no se somete sin condiciones a sus demandas e intereses. La derecha no es un fantasma. Para recordarlo, ahí están Grondona,  Biolcati, el monopolio mediático, Morales y Bulrrich (funcionarios delarruistas responsables de 33 muertes en diciembre de 2001). Ahí está la boina ausente de Jorge Julio López; ahí está nuestra compañera Silvia Suppo, testigo en uno de los juicios por delitos de lesa humanidad, asesinada el 29 de marzo pasado, para recordarlo. 
No asumir estas contradicciones de forma organizada, no fundarse en la lucha social, cultural y política que empiezan a dar en nombre propio las grandes mayorías latinoamericanas, no asumir el momento histórico que nuestra patria atraviesa, es fortalecer, por vía de la inacción y la complicidad, el proyecto de un país para unos pocos, el proyecto de país de una derecha reaccionaria y oligárquica. 
No es este el momento para la comodidad o el eclecticismo. No es el momento de la pasividad ni de la observación. No es el momento del espectador ni del indiferente. Nunca hemos tenido, desde 1983 hasta hoy, un momento tan propicio como para apostarnos el cogote por una nación libre y no irnos con las manos vacías, viendo avanzar como nunca el imperio del hambre.
Importan un carajo hoy los apólogos del caos, esos tristes personajes que deambulan en el anhelo de la “agudización de las contradicciones”; esos payasos gritones cuyo dios es una ecuación de otro tiempo y lugar. No importan ellos, no le sirven a la liberación de nuestra América. Y no le sirven porque de tan apegados a transportadores y compases (tan como siempre, calcando análisis sin importar sobre que suelo se impriman) no construyen, destruyen: porque no están dispuestos a aceptar nada que no sea igual a ellos mismos. Y desde esa pedantería de “manual zobaquero” se dedican a vociferar cuestionamientos a los sujetos y movimientos concretos que están batallando por la liberación de Nuestra América, esos que están pariendo una nueva hora americana. 
No creemos en la política que se desprende de los manuales revolucionarios que pretenden avanzar con regla y escuadra. Creemos en la acción revolucionaria que avanza con los sucesos y acontecimientos contradictorios que pueblan la historia, esos que tercamente se niegan a encajarse en “lo que debería ser” un gobierno o un proceso emancipatorio. Porque la realidad es contradictoria y con ella todo proceso político, máxime aquel que tenga algo que ver con nuestro pueblo, a pesar de los vicios hermenéuticos de toda intelligentzia, que siempre hace y deshace en nombre de lo puro y la pureza (como si algo pudiera ser puro, y como si lo popular pudiera presentarse como pureza). 
Nuestra patria se está jugando la libertad. Ni más ni menos. La libertad. Esa libertad por la que han muerto ya miles y miles de argentinos. Miles y miles de hermanos americanos. No dirá de nosotros la historia que hemos sido, a causa de confundir el pino con el bosque, de aquellos que por acción u omisión no supieron aprovechar un camino que tantos elementos positivos tiene, para profundizarlo, para radicalizarlo al máximo, para relevarlo históricamente cuando haya llegado a su límite objetivo. 
Un camino que tampoco llega hasta donde deseamos; un camino limitado. Y por tal, nunca nuestro camino. Pero aún así, hoy, en nuestra patria, en nuestra América, en nuestro suelo, el mejor de los caminos posibles. No nos atamos a él. No somos kirchneristas. Nadie puede negar el carácter contradictorio del kirchnerismo; el propio kirchnerismo nos lo recuerda cotidianamente: ellos quieren la conciliación del capital y el trabajo, y no la destrucción del capital. Tampoco aceptamos sus limitaciones políticas, producto de aquellas limitaciones ideológicas, que importaron hasta el momento la negativa a conformar una estructura política desde y junto a las organizaciones libres del pueblo; y que, por el contrario, persiste en conformar alianzas pragmáticas con algunos de los representantes del más crudo neoliberalismo antipopular. Pero aun desde esas contradicciones, el kirchnerismo no sólo es el mejor de los caminos posibles, sino que, por los enemigos que supo conseguir, encarna las confrontaciones ineludibles de todo proyecto popular (no todas, es cierto, pero sí muchas de las más importantes). 
No nos sometemos a las limitaciones políticas e ideológicas del kirchnerismo, producto de sus propias contradicciones. Pero sabemos bien que la contradicción no se sacude como el polvo sino que se habita como momento de bullicio de la historia y que sólo se sale de ella, no por su terca negación, sino por su superación. 
Desde ahí nos constituimos en una izquierda nacional y popular. En una izquierda que aporta, que construye, que debate, que aprende porque se equivoca, una izquierda sin recetas definitivas, una izquierda latinoamericana. Una izquierda que no asume al Estado como enemigo, sino como el territorio de disputa donde los sectores populares debemos construir nuestras trincheras. Una izquierda que se reconoce en el Plan de Operaciones de Moreno, en los pardos y morenos que libertaron nuestra América; en la barbarie montonera denunciada por Sarmiento, en la “chusma” que acompañó a Yrigoyen, en los miles que metieron las patas en la fuente; en cada trazo de Martí, de San Martín, de Bolívar, del Che, de Tupac Amaru y Tupac Catari, de la Eva, de Artigas, de Jauretche, de Mariátegui, de Cooke, de Hernández Arregui. Una izquierda a la que no se le cae nada cuando sale a apoyar medidas progresistas del actual gobierno nacional, si eso significa dar un paso concreto de igualdad. 
Desde acá, metidos hasta la médula en el barro del presente, sale éste, nuestro grito de guerra, este llamado a la batalla. Desde las urgencias históricas que nuestro presente nos impone, los convocamos a defender todas las políticas del gobierno nacional que busquen las mejores condiciones de vida para nuestro pueblo, a militar la profundización de esas medidas bajo el horizonte de una patria liberada con mayor igualdad y justicia social. Y también desde acá los convocamos a criticar, a cuestionar con fiereza, desde la proposición y no la mera oposición funcional, aquello que se haya hecho contrariando a aquel horizonte, desde el veto a la Ley de los Glaciares hasta la Ley Antiterrorista; desde la continuidad de la menemista Ley de Educación Superior hasta la persistencia de la minería a cielo abierto amparada por los Estados provinciales y el Estado nacional. 
Y también desde acá los convocamos a construir la fuerza necesaria para todo lo que falta por hacer, que es inmenso. Porque de nada sirve el cuestionamiento a las limitaciones políticas e ideológicas del proyecto que hoy encarna nuestra Presidenta, si no trabajamos cotidianamente en la construcción de esa fuerza popular y profundamente democrática que nos permita superarlas. Y hacemos este llamado de coraje porque no estamos dispuestos a repetir la elección chilena, entregándoles un bastión más a la derecha imperial que mantiene sus trincheras en Perú y Colombia[1]. 

Nuestro suelo 

Acá, donde nuestros pies pisan, debemos empujar a la Universidad para que se constituya definitivamente en un bastión fundamental para la lucha popular. 
Debemos derribar las barreras que existen entre esta “alta casa” y las casas de las miles de barriadas argentinas donde sobrevive nuestro pueblo; entre las ideas que aquí pululan y la dura coyuntura de todos los días. Esta Universidad debe dejar de ser el hospedaje de una clase acomodada y la reproducción individualista de una clase media entreguista. Nuestra Universidad debe dejar de ser la fábrica de meros técnicos entrenados en la competencia y en el eficientismo descomprometido. Y debemos hacerlo nosotros y ahora. No tenemos otro tiempo ni otras condiciones. Pueden no ser las mejores, pueden distar de lo que verdaderamente esperamos, pero es lo que tenemos y es en este barro de lo real desde donde debemos construir la fuerza para conquistar lo que queremos. No podemos permitirnos el egoísmo ni la miopía de vociferar discursos de izquierdas y, en el mismo movimiento, sostener y acumular a la derecha, para la reacción. 
En ese camino, en ese horizonte de transformación, nacimos hace 5 años. Primero como agrupación estudiantil, con necesidad de juntarnos para transformar nuestra realidad cotidiana, donde nos encontrábamos: la Facultad, la Universidad. Como independientes, surgiendo desde la autonomía de las prácticas viciadas y tradicionales de una izquierda dogmática de la que nos distanciábamos en nuestro hacer concreto; diferencias que fueron madurando y se fueron profundizando, hasta ser hoy claras diferencias políticas. Nacimos desde el cuestionamiento al dogmatismo, desde una construcción horizontal creativa que multiplica desde la diversidad, donde cada quien aporta desde su especificidad, desde su lugar. No buscamos respuestas en principios o teorías predeterminadas, sino que las construimos en base al análisis de la realidad que nos toca, construyendo nuestra práctica política como la síntesis en una ética y una estética propias, situadas. 
Luego nos asumimos como una agrupación estudiantil de izquierda, una identidad que se fue definiendo en relación a  otras identidades, a otras izquierdas y al siempre ecléctico progresismo. Avanzando hacia la disputa por los espacios institucionales y gremiales, herramientas que aportan a la conquista de cambios y reivindicaciones que nos permiten construir otra universidad y otra sociedad, entendiendo al Estado como territorio de disputa y a nuestra construcción como construcción de hegemonía. Pensándonos como militantes populares: militamos desde nuestro territorio, la universidad, por y junto a todos aquellos que hoy no pueden estar en esta universidad. Distanciándonos abiertamente de La Bisagra, esa organización que pasó de ser compañera en la lucha a ser la expresión (más ineficiente) de la burocratización de la política; esa organización que pasó de ser referencia para muchos compañeros, a pedir certificados de pobreza para entregar becas de apuntes; a conducir en complicidad con la Franja Morada una Federación Universitaria vaciada sistemáticamente, que puso su bandera del lado de la soja en la disputa contra las patronales agropecuarias; La Bisagra, esa, cada día más morada y que hace de la esquizofrenia su lógica política, que se dice nacional y popular y que está al mismo tiempo con Pino Solanas, con el kirchnerismo y con la Franja. 
Hoy nos reconocemos como una organización política que trabaja cotidianamente para conformar un frente político que destruya al radicalismo en nuestra Universidad, que destierre su política tecnocrática de exclusión y mesas chicas, para que no exista ni un compañero más fuera de la UNC. Y a esa tarea convocamos a todas las organizaciones estudiantiles con las que, más allá de nuestras diferencias y dejando de lado mezquindades y oportunismos tan caros al movimiento estudiantil, acordamos programática e ideológicamente con ese objetivo ineludible que es el horizonte de fundar una Universidad verdaderamente pública, gratuita, masiva, popular y emancipatoria. Es aquí y ahora cuando debemos priorizar la unidad, una unidad que no le tenga miedo al conflicto sino que se fortalezca y organice a partir del mismo, debatiendo con gran madurez nuestras diferencias y coincidencias políticas, consolidando los acuerdos programáticos comunes y dejando de lado esas mezquindades con la que se regodea esa derecha que, bien sabemos, tampoco es un fantasma en nuestra UNC y está bien presente en sus estructuras, en sus lógicas cotidianas de funcionamiento. 
Hoy nos reconocemos como una organización política que trabaja cotidianamente para construir una herramienta política desde las organizaciones del campo popular de nuestra ciudad y nuestra provincia, una herramienta movimientista y programática que permita a los sectores populares ser actores fundamentales en la construcción de un proyecto propio, de un futuro construido desde sus problemáticas, sus intereses y sus necesidades.  
Nos refundamos hoy como hace ya cinco años, en una izquierda que sabe muy bien dónde está el enemigo, que no confunde a Foster con Majul ni a Kirchner con Menem. Una izquierda crítica, cuyo único objetivo, cuyo único horizonte, es la liberación de su pueblo. Y los llamamos a todos y todas ustedes a la constitución de una izquierda nacional y popular, una izquierda comprometida y real, que viva junto al pueblo, con el pueblo, desde el pueblo y por el pueblo. Los llamamos a que vengan a embarrarse con nosotros para construir entre todos y todas una patria digna de este pueblo que, lo sabemos, no anhela nada con mayor fuerza, con mayor deseo, con mayor voluntad que ser definitivamente libre. 
“…No ofrecemos un camino fácil, un panorama risueño, una mentira más. Ofrecemos a cada uno un puesto de lucha…". 
El Andén
Córdoba
Junio de 2010
[1] Porque como ya lo dijo Alberto Lapolla allá por mediados del 2008:
 “En última instancia las diferencias deberían ser diferencias dentro del Frente de Liberación nacional. Frente que hay que recordarlo, incluye a la burguesía nacional, y la burguesía nacional en Argentina después de su destrucción por Martínez de Hoz y el menemato, está en reconstrucción. El principio del Capital siempre es 'lodo y sangre', por eso es mafiosa, corrupta, vive del Estado y es poco nacional. Pero es la burguesía que hay, no es la de Gelbard, sino la de Mendiguren y Heller. Eso no excluye sino por el contrario, la lucha de clases, claro está. Por el contrario, nos obliga a levantar otro programa más radical y profundo, y que esa burguesía jamás llevará adelante. Pero para ello debemos crear las fuerzas políticas y sociales dispuestas a llevarlo adelante. Hoy no las tenemos. Para eso hay que estar dentro del proceso y no afuera, del otro lado de la raya. Es decir del lado de la oligarquía tirando piedras. Pero, y esta  es una razón muy dura, nada hay hoy a la izquierda de los Kirchner en lo real. Nada real existe construido a la izquierda. Podemos expresar ideas, proyectos, programas que se ubican a la izquierda de los Kirchner, eso es cierto. ¿Pero podemos aplicarlos? ¿Podemos llevarlos al gobierno? ¿Podemos disputar poder, en verdad? Por supuesto que no. Todo lo que está en condiciones de disputarle el poder al kirchnerismo está a su derecha, y se está uniendo para cerrar el pequeño camino de desarrollo que se ha recorrido desde la rebelión popular de diciembre hasta hoy. En particular quieren cerrar el retorno al crecimiento de la economía y del Estado que ambos gobiernos Kirchneristas lograron y vienen profundizando. Y eso es intolerable para el poder  oligárquico y multinacional de la Argentina sojizada y privatizada.
“Seguramente en la medida que el año avance las aguas políticas irán despejando más las cosas y quedará claro que, de un lado estará la oligarquía y sus aliados y del otro quienes apoyamos un proceso de cambio y transformación profundamente americano con un desarrollo nacional y popular, con las limitaciones que el tiempo y la organización popular irán resolviendo.”

miércoles, 14 de julio de 2010

Carmen Nebreda se solidariza con el párroco sancionado Nicolas Alessio

DIFUNDIMOS Y COMPARTIMOS

                                                                                                                                       "2010 – Año del Bicentenario de la revolución de Mayo"
                                                                                                                                         Córdoba, martes 13 de julio de 2010  
Carmen R. Nebreda
Diputada de la Nación
                                                                                                                                                            
Comunicado de prensa:
En mi carácter de diputada Nacional hago pública mi solidaridad con el padre Nicolás Alessio, sancionado por el Arzobispo de Córdoba, Mons. Carlos Ñañez, por manifestarse públicamente su interpretación desde la teología de la Ley de matrimonio igualitario.
Más allá de la libertad de conciencia que se pregona ante estas situaciones, reacciones como ésta dejan claramente al descubierto, que para muchos sectores de poder, el consenso, la pluralidad y la democracia en las ideas, sólo son posibles si el que piensa diferente deja de hacerlo y toma el discurso que ellos propugnan y pretenden sea hegemónico.
Defensora absoluta de la democracia y la universalización de los derechos, expreso mi preocupación ante estas actitudes sumamente autoritarias que pueden afectar a otros miembros de la Iglesia y de la sociedad argentina que manifestaron libremente su opinión
Carmen Nebreda
Diputada Nacional 

sábado, 10 de julio de 2010

La unidad del peronismo según Cafiero

Difundimos una nota del compañero Aurelio Argañaraz publicada en el diario Comercio y Justicia de Córdoba (08/07/2010). La misma expresa claramente la posición del autor y compañeros frente a la coyuntura analizando las declaraciones de Cafiero, posición que compartimos desde Iniciativa Popular. 

El martes 22 de junio, el diario Página 12 publicó una nota de Antonio Cafiero, en la que éste sostiene que el peronismo debe buscar la unidad, ante las futuras elecciones de 2011, sin “consagrar la postura de que es preferible arriesgar todo antes que buscar acuerdos”. Para despejar la duda de que postula un acuerdo carente de principios, fundamenta: “Es mucho más lo que la mayoría de los peronistas tenemos en común que lo que nos diferencia”. Esto sería obvio, considerando la premisa de que “la mayor parte de los peronistas adherimos a los ideales de soberanía política, independencia económica y justicia social, que no son de izquierda ni de derecha”. 

Cómo pinta el cuadro
Todos, unidos, triunfaremos. Deseamos, como Cafiero, impedir “la llegada de otra Alianza” al poder, tanto como evitar “que nuestro movimiento se sume a otra aventura neoliberal”. Ahora bien, si contemplamos el cuadro que el dirigente justicialista nos ha pintado, en el que el conjunto del peronismo permanece fiel a sus banderas originales y las diferencias tienen un rango menor, la primera de las alternativas debería encontrar enormes dificultades para abrirse paso y la posibilidad de “sumarse” a otra aventura neoliberal repugnaría al conjunto de los líderes del movimiento: ¡vaya a saber por qué motivos no le hicieron asco, en su gran mayoría, al menemismo en el poder! ¡vaya a saber cómo lograban armonizar las tres banderas con el apoyo a la gesta “del campo”, que obviamente agradó a esa facción del peronismo que se aferra al viraje de la década de 90 y aborrece el renacimiento de una política nacional que representa el kirchnerismo, más allá de sus limitaciones.

Desconociendo todo eso, Cafiero reparte “culpas compartidas” por la pérdida de la unidad y omite explicar a quienes se conducen en la política real como enemigos irreconciliables y que sólo pueden acceder eventualmente a compartir una interna si esto les asegura un triunfo contra el proyecto que su adversario sostiene.
El país precisa una cuota de sinceridad. Para poner sólo un ejemplo: alguien, entre los que apostamos a un proyecto nacional, ¿podría sostener que la candidatura de Reutemann (los hay peores) puede representar lo nacional y popular? ¿Por qué no advertir, entonces, que no es casual la elección de quienes hacen de Reutemann un instrumento de sus fines, en oposición a Kirchner? ¿Por qué pensar que es posible electoralmente sumar los opuestos? ¿O acaso menospreciamos el discernimiento del electorado, propio o adversario?

Pero, volvamos a Cafiero y los soportes de la desunión. Si les ponemos nombres a los errores de quienes se enfrentan por desconocer las enseñanzas de Perón (según el autor), la responsabilidad del kirchnerismo consiste en hablar de “izquierda y derecha”, por razones “ideológicas”. Sus oponentes, a su vez, “asumen posiciones similares a las del gorilaje fundacional, criticando el vestuario o los estilos de dirigentes afines al Gobierno”. Arturo Jauretche “se haría una fiesta”, con esas actitudes. Ninguno recuerda “la tercera posición”.

Un poco de memoria
No precisamos hacer ningún esfuerzo para compartir con Cafiero la voluntad política que él mismo enuncia: cerrar filas, contra cualquier intento de restauración neoliberal. Ocurre, sin embargo, que una política capaz de enfrentar esa tarea debe fundarse, en primer término, en respetar la memoria del pueblo argentino y su aptitud para juzgar la conducta de sus líderes.

¿Creerá Cafiero, tal vez, que hemos olvidado que las razones de la discordia entre los jefes del peronismo se originan, precisamente, en sus diferencias respecto al modelo neoliberal y, en términos generales, a su actitud frente a los núcleos del poder concentrado? ¿Olvidó, tal vez, que en las elecciones de 2003 hubo tres candidatos de origen peronista y que uno de ellos era el máximo responsable de “la aventura neoliberal”? ¿Ignora, también, que el tercero en discordia, Rodríguez Saá, cometió la impudicia de hacer una campaña que agitaba las banderas a las que adhiere “la mayoría de nosotros” (Cafiero), para luego amagar con un pacto con Menem, en la segunda vuelta?
La militancia a favor de la Mesa de Enlace es mucho más significativa que la critica “del vestuario” de Cristina Kirchner o “los estilos de los dirigentes afines al gobierno”. Cafiero, que tanto se divierte con los “delirios literarios” de aquéllos que pretenden caracterizar el peronismo, podría tener un poco de pudor frente a la triste realidad de la década oprobiosa, que destruyó la obra del peronismo de Perón, con el concurso de un presidente justicialista que también tenía un curioso humor.
Para recordar a Jauretche, digamos sencillamente que no es lo mismo ser un tilingo (que se dedica a observar los trajes de Cristina) que militar a conciencia en el campo antinacional y enmascarar con un “peronismo” de rituales vacíos la voluntad concreta de restaurar el reino de los bancos, las privatizadas y el empresariado rural, dispuestos a sacrificar al conjunto de los argentinos en el altar de los exportadores de soja y afines, de la fuga de divisas y de las rentas extraordinarias de la década del 90.

La movilidad del electorado 
Los consejos de Perón, sin Perón, son letra muerta. Entre el peronismo de Menem, el que inventa para sus fines Pino Solanas y el que renace en la implantación del salario universal, existen abismos que sólo Cafiero puede sortear… literariamente.

En el caso de Córdoba, por ejemplo, la transformación del peronismo bajo el reinado delasotista terminó por modificar sus bases de sustentación: el PJ actual pierde las elecciones en la capital provincial, obrera y popular, lugar donde tradicionalmente le ganaba al radicalismo, y triunfa en el sur sojero y conservador, que antes lo rechazaba como a una peste.
En consecuencia, especular con un pacto del kirchnerismo con De la Sota supone creer (un delirio no literario) que “el campo” cordobés puede votar por Kirchner…si De la Sota lo dispone (otro “delirio”, que esta vez afecta a ciertos kirchneristas que posan de “realistas”).
Afortunadamente, esto no significa que existan en la provincia numerosos cuadros sindicales y políticos dispuestos a respaldar la lucha por “integrar a Córdoba en el proyecto nacional”, para usar una expresión de Carta Abierta. Pero no triunfarán hermanados con el delasotismo, que milita invariablemente en el frente neoliberal.
No obstante, a nuestro juicio, el principal defecto de la visión de Cafiero es que desconoce lo que se ha dado en llamar “la crisis de la representación”, que en términos electorales trae aparejada una independencia y movilidad de la mayoría del electorado, con la consiguiente pérdida del papel de los aparatos y el surgimiento de una infinidad de formaciones políticas fragmentadas y minúsculas que expresan, no obstante, las corrientes profundas del conjunto de la población, si logran sustraerse a la verticalidad del poder.

Espacio para la movilización
Esta situación, que también favorece la “mediatización” de los candidatos, desde la “izquierda” a la derecha, impone a la jefatura del proyecto popular la obligación de apostar a un despliegue de la militancia. Lo que a su vez exige mensajes claros y alianzas coherentes con la orientación y las acciones del gobierno actual.

Es en esta línea, no sobre la base de pactos indefendibles que operan contra la construcción del campo propio y confunden al elector, donde el campo popular debe aplicar todo su esfuerzo. Hay un enorme terreno por ganar, en disputa con los medios, en el seno de los sectores sociales postergados, que los periodistas de la radio y la televisión logran desorientar, restándonos fuerzas.
No ayudemos al trabajo enemigo, que apunta a fortalecer ciertos prejuicios, para utilizarlos contra los intereses del propio pueblo al que intentan manipular.
Perón era un árbitro poderoso: imponía la unidad a su derecha y su izquierda, alrededor de su jefatura. De algún modo, al menos hasta la crisis que estalló con la vuelta del peronismo al poder en 1973, el General lograba unir al conjunto del movimiento nacional.
Pero ocurre que hoy no tenemos movimiento nacional. Vivimos un momento de transición política, con las miras puestas en la posible reconstrucción de una fuerza de masas. Kirchner acertaba al reconocer esta situación y buscar abordarla con fórmulas novedosas de construcción plural. Pero tanto la “transversalidad” como la “concertación plural” pecaron de mezquindad, falta de coherencia y de una visión que apostaba a los “aparatos”. Eso explica la aparición de los Cobos, que son varios.
Necesitamos una convocatoria abierta al protagonismo de la militancia y las masas, a la creatividad e iniciativa de un país que, humillado y empobrecido durante décadas por el extravío pertinaz de sus dirigentes y orientadores, ha recuperado su estima y busca profundizar lo conquistado desde el 2003 y labrarse un porvenir integrado a Latinoamérica.

jueves, 1 de julio de 2010

La noticia y sus espectativas

Acercamos reflexión de Erico Westergaard, desde las sierras cordobesas.

Con la creación del Ministerio del ramo, el Gobierno nacional ha dado un paso trascendente para el futuro de la actividad turística. Si bien los fundamentos apuntan a un reconocimiento del mayor volumen alcanzado a partir del año 2003, a nadie puede escapar la importancia estratégica de contar con una estructura institucional de la magnitud anunciada, para atender las complejidades que Turismo presenta. Abandonar la estrechez funcional de una Secretaría invita a imaginar una etapa superadora del mero esfuerzo por convocar visitantes. La iniciativa sectorial la presumimos enmarcada en la necesidad global de darle  contenido a la caracterización de un proyecto popular que se atreve a cuestionar cada vez con mayor solvencia las pautas económico-sociales cuya fragilidad hoy abruma al mundo desarrollado. Hasta ahora venimos asistiendo a las vicisitudes de esquemas productivos turísticos que recogen acabadamente la filosofía noventista del derrame y cuyas consecuencias se expresaron dramáticamente en los cruentos episodios de San Carlos de Bariloche. Más allá de alguna inclinación a buscar respuestas en los perfiles racistas de quienes detentan el poder local, o reducir el conflicto a la degradación judicial y policial, puede sostenerse que ninguna de estas aristas oprobiosas  prosperarían sin el sustrato tan marcado de inequidad en la distribución de la riqueza que genera esta industria. Las particularidades que la informan ameritan buscar metodologías en su abordaje que dejen atrás, definitivamente, la ligereza e improvisación. Resortes o instrumentos aptos en otros órdenes como las paritarias a fines de elevar la participación de los trabajadores en los resultados empresariales, aquí no operan o lo hacen relativamente por el sesgo temporario de la relación laboral.
Tampoco puede pensarse en la herramienta de los micro-emprendimientos que, en un panorama tan monopolizador de oportunidades, llevan en su génesis la simiente del fracaso y la exclusión. Sí podemos detenernos en la aspiración de una presencia del Estado que en lo tributario encuentre formatos de armonización que permitan, junto a medidas de promoción democratizadoras del crédito, desarrollar programas de inclusión de las mayorías en los mismos escenarios en que hoy reinan las fuerzas del privilegio. Para darle más claridad al concepto hay que recordar que la fuerza motora en este rubro son los servicios –transportación, alojamiento, alimentos, recreación- y que el terreno donde se recauda por ellos está predeterminado en gran medida. Con brevísima capacitación puede accederse a prestar aquéllos pero hacerlo en lugares expectables -de masiva demanda- precisa de una decisión política que lo facilite. Esto de ninguna manera significa licuar la potencialidad tenida en cuenta por quienes invierten en los mejores sitios, sino abrir el juego para que se exprese la creatividad multiplicadora. Estamos hablando de cambios de paradigmas lo que debiera incluir modificaciones curriculares. Además de las escuelas que preparen servidores hay que abrir otras en las que el alumnado se aboque a recrear los pilares sobre los que está asentada la actividad, para que nuestros jóvenes dejen de contribuir al ejército de mano de obra disponible y pasen a ser protagonistas de una construcción más justa y contenedora que haga referencia al nuevo signo político que hoy transita nuestro país y Latinoamérica. En fin, la decisión presidencial tiene, una vez más, el tono de lo fundacional y oportuno en el sentido de las expectativas por seguir transitando el camino propio, ese que nos hace dueños de nuestro porvenir.
                                                                       Erico Westergaard
                                                           turismoparticipativo@hotmail.com