CONVICCIONES
PARA UNA INICIATIVA POPULAR.
Nos autoconvoca la defensa incondicional de la estabilidad institucional puesta en cuestión por una oposición reaccionaria y antidemocrática vertebrada alrededor de los intereses corporativos agropecuarios de quienes pretenden hacerse dueños exclusivos de la renta agraria nacional en detrimento del grueso de la sociedad argentina.
Dichos intereses corporativos aparecen representados institucionalmente a través de la Mesa de Enlace que nuclea a la Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales, Coninagro y Federación Agraria Argentina, quienes han apelado al lockout patronal y el corte ilegal de las rutas nacionales y provinciales impidiendo la libre circulación de bienes y personas para oponerse al pago de impuestos extraordinarios a la renta agraria legítimamente establecidos por el Gobierno Nacional, generando desabastecimiento y aumentos de precios en perjuicio de la totalidad del pueblo argentino.
Ese ataque se perpetra contra un Poder Ejecutivo Nacional que ha expresado en reiteradas oportunidades la razón de ser de dichos impuestos extraordinarios cual es la necesidad de redistribución más justa del Ingreso Nacional a fin de atender la situación de los sectores mayoritarios y más desprotegidos de la sociedad argentina.
Esa puja sectorial fue potenciada hasta alcanzar dimensiones claramente destituyentes por el apoyo incondicional otorgado por el complejo mediático monopolizado por los grupos de poder más concentrado de la economía, directamente vinculados a la renta agraria y financiera y que a través de los voceros de siempre vienen desplegando una táctica y una estrategia directamente encaminada a la restauración neoliberal menem-cavallista.
Esa estrategia destituyente viene a reemplazar los tradicionales golpes de estado que esos mismos grupos procuraban antaño a través de la intervención militar y que consiste básicamente en la desestabilización de la economía y de la tranquilidad pública para generar un clima de agonía en la comunidad como presupuesto básico para la generación de consenso hacia salidas institucionales extraordinarias claramente reaccionarias.
El despliegue de esa estrategia destituyente se ve acicateada por la presencia de un Gobierno Nacional surgido con el voto popular que, pese a sus contradicciones y no pocas inconsecuencias, ha tenido la suficiente autoridad para adoptar una serie de medidas a favor de los intereses del pueblo y de un claro alineamiento internacional en defensa de la soberanía nacional de los pueblos latinoamericanos.
Así, podemos mencionar: 1. Respeto a los derechos humanos y justicia a los genocidas. 2. Instalación de una Corte Suprema de Justicia de la Nación abierta, progresista y garantista 3. Política internacional alineada con los países más progresistas de América Latina. Acta de defunción del ALCA en Mar del Plata y defensa del gobierno popular en Bolivia frente a la embestida golpista. 4. Subsidios importantes en distintos sectores de la economía, en beneficio directo de los sectores populares. 5. Aplicación de retenciones a las ganancias extraordinarias de la producción agraria 6. Defensa de la autonomía de los precios internos directamente vinculados a la canasta familiar, respecto de los precios internacionales (carne, leche, pan, etc.). 7. Recuperación de la administración de los fondos de las AFJP por el Estado. 8. Recuperación de la aerolínea de bandera. 9. Recuperación de la Fábrica Militar de Aviones (Area Material Córdoba). 10. Aumento a las jubilaciones y asignación de Jubilaciones a quienes no pudieron aportar. 11. El nuevo proyecto de ley de radiodifusión. Medidas estas que comulgan con otros proyectos como el de la posible estatización del comercio de granos, la recuperación del control del Banco Hipotecario Nacional, el repudio al arbitraje internacional de los diferendos del Estado con los inversores privados extranjeros.
Puede afirmarse que un gobierno que pese a no contar con el apoyo incondicional de un pueblo movilizado tiene autoridad para mostrar esos logros, no puede ser confundido con las expresiones del neoliberalismo que vimos desfilar en gobiernos peronistas y radicales de reciente memoria (Menem y De la Rúa ) y catalogarlo como su continuidad natural o profundizada, como ha pretendido hacerlo gran parte de la izquierda organizada del país.
Tampoco puede calificarse de absolutista o antidemocrático un gobierno elegido por el pueblo que se ha sometido al resto de los poderes del Estado legalmente constituidos, o sea la Justicia y el Congreso de la Nación , honrando sus resoluciones y dando cuenta de buena parte de las demandas y expectativas puestas por el pueblo en las urnas como las medidas ya enunciadas, a pesar del cuestionamiento que en forma casi salvaje formulan a diario en ese sentido una oposición irracional e inconsecuente fogoneada por el complejo mediático monopolizado a que ya hicimos referencia.
Sin embargo, tampoco podemos defender a ultranza la totalidad de la política kirchnerista, porque las falencias y los errores cometidos son graves.
Las concesiones hechas en materia energética y minera a los intereses monopólicos internacionales denunciada por distintas voces confiables de los intereses populares nos indican que en esa materia no hemos avanzado.
La reforma del sistema tributario en un sentido progresivo es otra materia pendiente, sin avances sustanciales en estos años de gobierno. La lucha administrativa y judicial contra la evasión impositiva tampoco consulta el celo y la urgencia que el pueblo necesita y carece de la transparencia a que toda sociedad tiene derecho, al igual que la contratación de las obras públicas de envergadura en todo el territorio nacional.
La ausencia de una planificación integral en el camino hacia una nación industrial independiente como la que este pueblo soñó a partir de las realizaciones de Savio, Mosconi y el Brigadier San Martin, es otro factor que desorienta al pueblo y lo deja indefenso frente a los ataques que desde la derecha liberal hasta la izquierda declarativa se le prodiga a este gobierno..
En la gestión de gobierno puede observarse la escasa o casi nula descentralización operativa que impide el surgimiento de nuevos cuadros dirigentes confiables. La tinellización de la política ha llevado al kirchnerismo a arrojar por la ventana o colocar en puestos o funciones políticas a dirigentes de indudable valía ejecutiva.
Pero es en la construcción política de la organización popular donde los errores se hacen más notables. Es inconcebible que a seis años del gobierno popular se corra el peligro de perder en elecciones legislativas en las provincias más importantes del país, donde la clase trabajadora y los sectores medios de limitados recursos son amplia mayoría.
Es inconcebible que en Córdoba o en Santa Fé o en Mendoza no hayan surgidos referentes confiables, de peso y de prestigio personal suficiente, para capitalizar los aciertos de este gobierno frente a las incoherencias de una oposición política inconsistente.
El gobierno ha dado claras muestras de buenos reflejos para responder o para atacar sorprendiendo a la oposición política y a algunos factores de poder en peleas cortas. Pero el crecimiento constante, a largo plazo y –en lo esencial- con un pueblo articulado y organizado que garantice la consolidación de las conquistas que se van logrando, de modo que su suerte no se termine jugando a un golpe de dados, ese crecimiento, no existe. Seguimos dependiendo de la suerte y los aciertos circunstanciales de un grupo muy limitado de dirigentes y con el peligro de restauración neoliberal a la vuelta de la esquina.
FRENTE A UN GOBIERNO ASI CARACTERIZADO, DONDE NOS SITUAMOS?
No podemos hacerlo en la vereda de enfrente, cuando se juega a cara o cruz una medida de gobierno que reúne a toda la oposición junto a un enemigo declarado de los intereses populares como los pretendidos dueños de la renta agraria. Eso NUNCA. Ese fue en esta oportunidad el error de Pino Solanas y su gente, que nos duele a todos..
En la crítica maximalista de la izquierda que pretende que Kirchner haga lo que quizás pudiera hacer un gobierno surgido de una rebelión popular, nunca. Ese es el error de la izquierda declarativa que desconoce los condicionantes de la realidad en la que vivimos.
En exigir a Kirchner o a Cristina la patria socialista, como hiciera Montoneros con Perón, tampoco. Nunca dijeron que eran socialistas o que venían a instalar un gobierno socialista.
En exigir a Kirchner o a Cristina el respeto a ultranza de la democracia formal, tampoco. Los factores de poder exigen su respeto irrestricto cuando la democracia formal los beneficia en sus intereses. Cuando la democracia juega en contra, no ahorran sangre si hace falta pisarla. Recordar a Salvador Allende. O los lock-outs patronales.
Debemos situarnos en el apoyo crítico al gobierno nacional y popular, bancando todas sus medidas progresivas. Apoyando en todas las instancias donde se juegue a cara o cruz la suerte del pueblo, como si tuviéramos que optar entre Kirchner o los representantes de la restauración neoliberal en otra instancia electoral decisiva.
Pero no tenemos por qué votar a Schiaretti y sus candidatos en Córdoba, o a De la Sota , o a Mondino, o a Reuteman, o a Rico cuando por los artilugios de una ingeniería electoral pragmática puedan concluir postulados para integrar un gobierno al que tarde o temprano terminarán traicionando como en la fábula del escorpión.
Los partidos políticos han quedado vacíos de contenido ideológico y programático. Diciendo que este es un gobierno peronista, no decimos nada. Es un gobierno nacional y popular, limitado. Peronista ya no quiere decir nada. Menem era peronista. Radical tampoco dice nada. O Socialista. Nos atenemos al modelo de país que se proyecta y las medidas de gobierno que se toman para realizarlo. Lo demás es puro verso. Es lo de Jauretche: saber donde están los intereses del pueblo y quienes son sus enemigos. Frente a los males lesivos para la salud del pueblo optamos por lo bueno, aunque no sea lo mejor, para no terminar apoyando el regreso de lo peor. Eso se logra profundizando la lucha. El enemigo sabe distinguir: apunta a todo lo que venga del populismo, sea peronista, radical o socialista.
No nos convoca la identificación con un sistema de producción no capitalista. Hasta ahora sólo conocemos las reglas de juego capitalista. Pero sabemos distinguir entre el capitalismo salvaje de los neoliberales y el capitalismo social a que puede conducir un Estado gobernado por el pueblo y para el pueblo. No pretendemos la felicidad en el paraíso. Queremos la que se pueda conseguir en esta tierra y durante nuestras vidas y las de nuestros descendientes.
POR ESE PUÑADO DE CONVICCIONES ES QUE HEMOS DECIDIDO CONFORMAR UNA CORRIENTE DE REFLEXION Y ACCION POLÍTICA IDENTIFICADA COMO INICIATIVA POPULAR .
Bajo ese nombre pretendemos organizarnos en el espacio geográfico que denominamos sudeste cordobés, porque somos oriundos de localidades de la pampa gringa cordobesa –Corral de Bustos, Camilo Aldao, Laborde- y como contrapartida del colectivo que se pretende instalar en Córdoba, unánime y monolíticamente alineado detrás de Biolcatti, Buzzi, De Angeli, Roulet, Llambías y el proyecto de Nación que con bastante suerte y para desgracia del pueblo ha tratado siempre de imponer la oligarquía terrateniente y financiera en la República Argentina.
En consecuencia, trataremos de apoyar y difundir en todo este espacio las medidas que este gobierno nacional y popular viene adoptando en defensa de los intereses populares, así como las denuncias permanentes a todas las maniobras desestabilizadoras de la oposición política funcional a los intereses políticos y económicos de esas minorías.
Finalmente convocamos a todos quienes comparten estos postulados a organizarse en defensa del gobierno popular y a mantenernos en permanente contacto para estrechar y afianzar nuestras fuerzas frente al despliegue del movimiento de restauración neoliberal.