Iniciativa Popular Mira al 2011. 02/09/2010


A dos meses del 28 de Junio de 2009 tratamos de explicarnos lo más objetivamente posible las causas profundas de la derrota nacional y popular en las elecciones legislativas. Habíamos hecho centro en los datos duros de la realidad material y la poca andadura de varias medidas de larga duración que todavía no habían hecho carne en el pueblo argentino y señalábamos la necesidad de profundizar el proceso con nuevas medidas, apostando a la firmeza y determinación de Cristina.
En marzo de este año, a nueve meses de la derrota del 28 de Junio, tratamos de analizar nuevamente la coyuntura (Qué está pasando?) y celebramos el cambio positivo que había experimentado el gobierno nacional en la consideración popular por las medidas  adoptadas por Cristina y por los desaciertos de la oposición, unificada en una alianza contranatura  y conformada como máquina de impedir cuando no de desestabilizar.
Ahora, transcurridos cinco nuevos meses que permitieron advertir la saludable consistencia de las variables fundamentales del rumbo económico y la recuperación de la iniciativa política por el gobierno nacional pese a la pérdida de la hegemonía legislativa, queremos analizar dos cuestiones que se nos ocurren principales con la mira puesta en las decisivas elecciones presidenciales del 2011.
Se trata de dos fenómenos que vienen repitiéndose prácticamente desde el 2003 y que cobran singular importancia por la confusión que generan en las filas del campo popular y que de una u otra forma pueden constituirse en factores lesivos para la suerte del pueblo frente a la embestida restauradora neoliberal motorizada por el grupo Clarín y la Mesa de Enlace para capitalizar un eventual recambio presidencial.
De un lado, la defección de dirigentes de centroizquierda que operan sobre la realidad nacional tratando de llevar agua para su molino no sólo desde algunas inconsecuencias del gobierno nacional, lo que a fin de cuentas no sería reprochable, sino también ignorando con recursos meramente declamativos los limites que imponen las condiciones de posibilidad a la construcción del proyecto nacional y popular.
En este sentido apelábamos a la necesidad de sostener las conquistas logradas y profundizar el rumbo general de la economía hacia una intervención más cuidadosa y decidida del Estado.  Decíamos entonces: “Es necesario trazar en el Congreso la raya demarcatoria entre el campo popular y la restauración neoliberal. Si hay quienes están dispuestos a cruzar el charco por una silla, tendrán la respuesta que se merecen cuando el pueblo vote en el 2011.”. . . . “esta afirmación  tiene su fundamento en la conducta de Solanas cuando la formación de comisiones en el Congreso. No se puede correr gratuitamente al gobierno un día por izquierda y otro por derecha, o siempre por izquierda haciendo el juego a la derecha. Tampoco se puede gozar de las tertulias televisivas del establishment sin hacerle el juego a sus intereses. Tarde o temprano el oportunismo se paga. Es muy cómodo llamar a la movilización contra el hambre o por el no pago de la deuda externa haciendo la plancha hasta el 2011 mientras  pega con la derecha a Cristina como si fuera Menem”.
Desgraciadamente, y a pesar de los claros avances logrados durante el gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner a favor del campo popular, tanto Solanas y Lozano como parte del socialismo y un sector de la CTA persisten en su actitud confrontativa hacia el gobierno nacional, aportando votos y argumentos de izquierda a la oposición neoliberal. Lo han hecho de nuevo ahora en el tratamiento del proyecto de ley sobre el 82% movil para los jubilados. Así lo señala con claridad Sabbatella, un referente del campo popular que no cuenta precisamente entre los incondicionales al kirchnerismo *. Y no resulta apropiado minimizar el hecho. En la lucha por la hegemonía en el seno de nuestra sociedad entre dos proyectos de país en pugna, resulta decisivo el apoyo de fuertes sectores medios concentrados en las grandes ciudades y diseminados en el interior más favorecido de nuestra república. Sabe de qué habla Sabbatella cuando acusa “en cualquier caso terminan siendo la pata progre de la derecha”. Y lo sabe la Sociedad Rural cuando por saberlo le vendió sus intereses propios a los pequeños propietarios y “el campo” a toda la sociedad. La hegemonía popular no se gana por composición de clase y por su peso numérico solamente, cuando la posibilidad de comprar proyectos ajenos o la mentira de la quinta propia está a la vuelta de la esquina. Se gana cuando las mayorías  se apropian decididamente de un modelo de nación en construcción –fuera de las utopías- que satisface en su mejor medida las necesidades de todo su pueblo.
A fin de cuentas la lógica del discurso de Pino y Cía. no difiere de la usada por Clarín para atacar al gobierno: se minimizan u ocultan los logros del gobierno, se direccionan aviesamente los temas de interés cotidiano, se cargan de dramatismo apocalíptico las insuficiencias estructurales de la sociedad, haciendo recaer toda la responsabilidad en el gobierno. Las fotografías de la pobreza y de la corrupción que cargan de tintas a medida que se acercan las elecciones, no distan mucho de las de la inseguridad que nos depara a diario el complejo multimediático. Los procesos endémicos de las sociedades modernas son poco permeables a soluciones fáciles.  Muchos de sus seguidores, más temprano que tarde concluirán leyendo los cambios profundos que lentamente se vienen produciendo en la vida del pueblo, a pesar de la declamación agorera de los economistas de la patria chica y de los vendedores de utopías. Aunque Solanas, después de los hechos de Papel Prensa y sus increíbles declaraciones públicas, más que ingenuo vendedor de utopías ha pasado a lucir  ahora como un desencajado defensor del multimedia Clarín y Cía. junto a lo más granado de la “oposición A”.
De otro lado, en ese mismo documento de cinco meses atrás ** adelantábamos nuestro temor a que en nuestra provincia se volvieran a cometer los mismos errores de conducción kirchnerista, propiciatorios de una nueva derrota popular en las urnas. Desgraciadamente, los silencios de cúpula y los rumores de base preanuncian un nuevo acuerdo alejado de las expectativas de la militancia del campo popular. Creemos sinceramente que constituye un nuevo error que volverá a dejar la provincia de Córdoba en manos de la oposición y sin expectativas dinamizadoras a su pueblo. Es hora de hablar claro y no dudamos:  un pacto con De la Sota no favorece al gobierno nacional y popular, ni antes ni ahora. Iniciativa Popular traza la raya del campo popular en el posicionamiento frente a la 125: allí nacimos a la vida política y allí se instaló en el pueblo la discusión sobre los dos modelos en pugna y la lucha por la redistribución de la riqueza. Desde entonces no caben las confusiones. Trabajaremos junto con quienes como Accastello, Francioni o Cantero  asumieron en plena crisis y en territorios del campo su apoyo al gobierno y podemos hacerlo con quienes  reconocen su error y se suman al campo popular, pero no con quienes comparten el diseño de país con la Sociedad Rural y sus amigos, Bergoglio y Dromi incluidos.
Es cierto que la identificación del pueblo cordobés con el proyecto nacional y popular es muy superior al 8% que obtuvo el Frente para la Victoria en las elecciones del 28 de Junio. Lo era entonces y lo es más ahora, a medida que la compañera Cristina fue profundizando las medidas populares. Pero para cambiar esa realidad debemos reconocer nuestros errores. No basta con poner más empeño en la militancia. Para que el pueblo vote el proyecto nacional y popular, necesita que sus referentes locales y sus candidatos sean claramente reconocidos, tanto por su trayectoria como por su discurso. El 28 de Junio, en lugar de asumir la existencia de la disyuntiva de los modelos en pugna y la lucha por la redistribución de la riqueza y pregonar a voz en cuello las conquistas populares logradas hasta esa fecha, se priorizaron los logros de una gestión municipal. Ni siquiera la compañera Carmen Nebreda volvió a expresar en los debates públicos de la campaña el discurso que aplaudimos todas las organizaciones que participamos en el Encuentro Nacional y Popular en Maipu 350. Y creemos que ese error fue producto del diseño de campaña electoral que puso sordina al discurso nacional y popular, para ganar votos que de todos modos fueron a engrosar el caudal de la oposición.
No se pueden disfrazar las banderas del pueblo y menos teniendo a la vista el ejemplo de la compañera Cristina. La sociedad está dividida. Los intereses en pugna existen. No hay consenso posible con los partidarios del modelo de la sociedad rural. No se pueden ganar los votos ajenos perdiendo los propios. Y en ese 28 de Junio el Frente para la Victoria y el pueblo perdieron gran parte del voto popular que podían atraer Nestor y Cristina.  No debemos trabajar hacia el 2011 con los traidores a la causa popular, se llamen De la Sota, Riutort, Schiaretti o Magoya.
Pero eso no significa que el error de construcción política del compañero Nestor Kirchner, que ya hemos señalado en oportunidades anteriores para el caso de Córdoba,  nos vaya a inmovilizar como INICIATIVA POPULAR en el proceso electoral cuando se juega a cara o cruz la suerte de las conquistas logradas.
Y esta afirmación significa dos cosas:
Primero, que vamos a apoyar la fórmula presidencial kirchnerista desde ya y hasta el día de las elecciones en la calle y con nuestros fiscales en cada mesa, en defensa de las conquistas logradas desde el 2003 y para garantizar la continuidad y profundización del proyecto nacional y popular. En esta instancia electoral los votos que no van a la formula presidencial kirchnerista son votos que engrosarán el caudal electoral de la oposición, o sea de la restauración liberal conservadora, aunque se lo disfrace con lenguaje de izquierda, popular y combatiente. Si en el 45 fue Braden o Peron, en el 2011 será Nestor y Cristina  o Magnetto y Biolcati.
Segundo, que en el orden provincial no tenemos ningún gobierno nacional y popular que defender. Desde el 2003 hasta la fecha, sea con De la Sota o Schiaretti, Córdoba fue gobernada por la continuidad del neoliberalismo menemista. Las únicas expresiones de gobierno nacional y popular en nuestro territorio sólo vinieron de la mano de las medidas del gobierno nacional, sus delegaciones locales y algunos municipios. Las autoridades provinciales, cuando no estuvieron directamente asociadas a la oposición de la mano de la Fundación Mediterranea y los sectores ruralistas más recalcitrantes, hicieron de la extorsión la forma de obtener el salvataje financiero que les permitiera subsistir en una provincia que ellos mismos quebraron. De modo que si no se consolida una lista consustanciada con el proyecto nacional y popular para disputar la gobernación de Córdoba, no nos temblará el pulso cuando tengamos que cortar el voto. Como la otra vez, cerraremos parafraseando a Lacolla: . Es mejor ser derrotado combatiendo que deshilacharse en una triste agonía. De una derrota se sale. De una abdicación no.  

* “En el momento en que los diputados de Proyecto Sur se sentaron en sus bancas, sin condicionar el quórum al financiamiento, entregaron la posibilidad de restituir los aportes patronales. La derecha necesitaba que Proyecto Sur le abriera la puerta para imponer su dictamen y eso es lo que hicieron. Si hubieran puesto como condición la restitución de los aportes patronales y otras fuentes de financiamiento, tal como hicimos nosotros, el proyecto de la derecha no ganaba”.“Para aumentar a los jubilados hay que gravar la renta extraordinaria. Pensar que eso se va a lograr con los dueños y los representantes de esa renta extraordinaria es ingenuo y peligroso. Es ingenuo y peligroso creer que el consenso para medidas progresistas se puede lograr en acuerdos parlamentarios con el PRO, el Peronismo Federal o la Coalición Cívica. ¿Desde cuándo los responsables de haber destruido el sistema previsional, con recortes y congelamiento de los haberes y privatización de los aportes, pueden ser socios de una estrategia progresista que beneficie a los jubilados?”, preguntó el presidente del bloque Nuevo Encuentro.“Hay dos opciones –consideró Sabbatella-. O hay ingenuidad y no se llega a percibir cuáles son los objetivos y la estrategia de la derecha, o hay picardía y oportunismo. En cualquier caso, terminan siendo la pata progre de la derecha”.“Si el interbloque Proyecto Sur no le hubiera dado quórum al Grupo A, hoy estaríamos construyendo consenso para hacer sustentable la aplicación de esa medida. Estaríamos discutiendo la restitución de los aportes patronales o la eliminación de exenciones de Ganancias, sobre todo en lo que hace a la renta por especulación financiera”, concluyó el diputado nacional.  (Agencia Paco Urondo). 
** “ Pero no solamente la centroizquierda puede sufrir el castigo de su pragmatismo en la construcción de poder político. Las reiteradas apelaciones a la vuelta al redil de personajes como Schiaretti, Riutort o De la Sota en Córdoba, nos hacen temer que en vistas al 2011 se pueden volver a cometer los mismos errores en la construcción polìtica del kirchnerismo en Córdoba, propiciatorios de una nueva derrota popular en las urnas Esta Provincia sigue siendo el coto cerrado del neoliberalismo a pesar del gobierno nacional. Una cosa es el trato, las negociaciones y por tanto las concesiones que se pueden hacer entre un presidente y un gobernador por razones institucionales y otra muy distinta es dejar en manos del neoliberalismo la referencia del campo nacional y popular en Córdoba Sabemos de nuestra fragilidad orgánica y cuantitativa, pero nadie puede privarnos del derecho de apoyar decididamente al proyecto nacional y popular con referentes clara y consecuentemente enfrentados al neoliberalismo enquistado en el poder provincial Para eso están los referentes  prestigiados por su despliegue al servicio del pueblo en el campo de la cultura, de la universidad y de las luchas propias del movimiento obrero organizado y de los derechos humanos. A caminar con ellos, no con los enemigos.”