“Violar la fe es 10 mil veces peor que violar una hija” (Mario“Pato” Gómez, Sacerdote de Malargüe, Mendoza)
Por el compañero Delsio Evar Gamboa, Laborde, Córdoba.
Y esto viene a cuento precisamente a raíz de lo ocurrido hace poco en Mendoza, cuando este sacerdote, arrogándose la representatividad de todo los asistentes, interrumpió abruptamente un espectáculo mientras estaba actuando un grupo musical que hacía humor -una especie de Les Luthiers cuyanos- sobre la castidad.
El cura subió al escenario e intempestivamente le arrebató el micrófono al que estaba cantando y exigió a viva voz que interpretaran otra cosa, porque “estaban violando su castidad”, a lo que los artistas sumisamente accedieron, recibiendo igual aprobación y repudio por parte de la concurrencia.
Mas tarde, al ser consultado por la prensa, el prelado enfáticamente disparó la frase que encabeza esta nota y que le dio sus 30 segundos de fama . . . aunque después, al verse acorralado, la quiso desmentir. . . pero ya era tarde.
Más allá del estupor que esa actitud autoritaria y sus posteriores y lamentables declaraciones producen, es pertinente resaltar que ese cura parece ignorar algo que por su profesión debería saber muy bien: que la castidad no tiene absolutamente nada que ver con la fe.
El celibato, -y su consecuencia, la castidad-, fue decidido por los jerarcas de la Iglesia católica en el Concilio de Trento allá por el 1500 de nuestra era. Por lo tanto no figura ni en el Viejo ni el Nuevo Testamento como precepto divino. Esto lo debería conocer el “Pato” Gómez, como deben saberlo los que han leído la Biblia alguna vez y que no son muchos por cierto: no es necesario ser castos para practicar la fe.
No obstante y en última instancia es SU castidad, que no la de los 9 mil espectadores que en su mayoría no lo son y muchos ni tienen idea de lo que es, razón por lo que disfrutaban del evento sin ningún tipo de prejuicio.
Es bueno recordar que el celibato impuesto por los hombres de la Iglesia en aquel concilio fue -según la misma Iglesia- para acabar con los bochornosos escándalos de perversión sexual durante el papado de los Borgia pero que, a tenor de lo que siguió ocurriendo y ocurre, no tuvo mucho éxito que digamos. Los estudiosos del tema en cambio, aseguran que el verdadero motivo fue puramente económico, porque si los curas se casaran, tendrían descendencia y ésta heredaría sus bienes, cosa que de ser solteros, quedan para el Clero. Requisito institucional que en la práctica hoy no tiene mayor validez porque cualquiera, de cualquier clase social -tenga o no fortuna- puede ingresar al sacerdocio. Sí lo era en aquellos tiempos en que sólo accedían a ello las familias privilegiadas, porque tener un miembro en la casta sacerdotal, otorgaba muchísimo poder.
Además, es necesario puntualizar que los hombres que abrazan la fe católica, lo hacen por su vocación de servir, y no porque les atraiga ser castos, las pruebas abundan en ese sentido.
También, ubicarse en el contexto en el que se dio este grotesco incidente.
Malargüe es una población de mentalidad muy conservadora, profundamente influenciada por la existencia allí de un seminario que fue creado por Monseñor. Tortolo, en su momento Obispo de Paraná y Vicario castrense de la Dictadura militar que asoló el país. Esta institución se rige bajo la orientación y lineamientos del tristemente célebre Monseñor Lefebre, líder de la extrema derecha católica francesa. En ese seminario se ordenó el “Pato” Gómez, algo que, según se ha visto, no tiene cómo disimularlo . . .
Y hablando precisamente de Mons. Tortolo. El fiscal federal Dr. Gonella durante el reciente juicio a Videla y Menéndez en Córdoba, declaró que si Mons. Primatesta y Mons. Tortolo vivieran, también estarían sentados en el banquillo de los acusados y tendrían la misma condena a perpetuidad como la tuvieron los dos militares genocidas. Como se ve . . . ¡Todo tiene que ver con todo!
Volviendo al tema que nos ocupa, recordemos que el genial Grupo humorístico-musical Les Luthiers, también fue censurado por la Curia metropolitana a raíz de esta misma obra, acusándolos de hacer “humor blasfemo”. Esto sin contar otros muchos artistas acallados por el mismo motivo.
Así que si piensa ver algún espectáculo de humor, asegúrese que no haya entre el público ningún representante del cielo que confunda fe con castidad . . . por las dudas, ¡vio!
Umberto Eco, el eminente semiólogo italiano, autor de la memorable novela “El nombre de la rosa” sostiene allí que la Iglesia , siempre estuvo en contra del humor, al que condena por considerarlo pernicioso. Si eso es así -y estos lamentables episodios parecen confirmarlo- habrá que dejarnos de hacer chistes, ponernos serios de una buena vez y darle la derecha al padrecito “Pato” que, sobre ese tema, sabe un montón . . .
Pero eso sí, tener muy en cuenta que si para el escritor Andrés Rivera por ejemplo, “la Revolución es un sueño eterno” . . . para este cura cavernario, la Inquisición , también lo será?
Muchas gracias compañeros por publicar mi nota.
ResponderEliminarSiempre es bueno opinar sobre estas y otras cuestiones que hacen a la vida de nuestra sociedad, como una manera de ir tomando posición en estos tiempos de auspicioso protagonismo popular.
Un abrazo.
Delsio