Una de las zonceras que circuló en los últimos meses en Argentina, es que el precio del papel para periódicos hoy no es lo determinante en la industria. Por lo que accionar sobre la provisión en precio, calidad, cantidad y disponibilidad del insumo era una cuestión que se limitaba casi a una disputa “mano a mano”, caprichosa, entre el Gobierno Nacional y Papel Prensa SA, cuyos principales accionistas son el Grupo Clarín y La Nación.
Desde los diarios y periódicos regionales, los que ponen su nombre en 9 de cada 10 diarios que circulan en el interior y en el interior del interior, repetimos hasta el cansancio que la ecuación económica de un pequeño o mediano periódico depende en gran parte del insumo básico.
En algunas publicaciones, el peso del papel en los costos totales asciende al 70%. Pero esa es una verdad a medias si no se considera que el acceso a menores precios, por un lado, pero también a la disponibilidad, a información estratégica sobre los costos y los regímenes de producción y comercialización, etc. por parte de los dos principales diarios capitalinos (territorio donde Clarín y Nación venden la mayor parte de su tirada), otorga una capacidad estratégica para aprovisionarse adecuadamente, irrumpir en mercados de su interés con menores costos, y dejar fuera de competencia o colocar altas barreras a medios locales o de nicho que allí tienen una comunidad que los lee día a día.
Podríamos decir que eso es el capitalismo -sin dudas- pero hay también algo más, y es el derecho de cada comunidad a informar y ser informada desde su perspectiva, desde su propio acento, con sus propios medios. Si no ponemos reglas al primero, mirando desde los segundos, lejos estamos de permitir la libre competencia. Mas bien priorizamos la mano del tallador de cada mesa, en este caso los propietarios de la única planta productora de papel pare periódicos en argentina y los principales consumidores.
El paso de decenas de editores por el Congreso Nacional para debatir sobre el proyecto de Ley para declarar de interés público la producción papelera, pintó esta situación de manera contundente. Pero también quedó claro que la cadena productiva hacia atrás (y río arriba), provoca padecimientos en los aprovisionadores de madera, una realidad igual o peor que la de los pequeños y medianos periódicos nacionales. En la página web de la Cámara de Diputados se puede acceder a cada uno de esos testimonios. Los diarios regionales, pymes y cooperativos, los primeros días de enero de 2010 recibíamos la auspiciosa noticia de que el gobierno nacional, en la primera resolución de la Secretaría de Comercio Interior, disponía un precio igualitario del papel para todos los compradores de Papel Prensa SA. Eso implicaba al menos nivelar la cancha. Hemos señalado en numerosas oportunidades que el papel sobre
el que imprimimos nuestros diarios y periódicos es tan esencial para poder ejercer la libertad de prensa, el Derecho a la Información y los derechos que de éste dependen, como el agua para el Ser Humano.
Hemos sido testigos de las acciones llevadas adelante por el Poder Ejecutivo en pos de generar mayor equidad en el acceso a este insumo y hemos saludado la decisión de la presidenta Cristina Fernández de dar participación a los otros poderes del Estado cuando en agosto de 2010 enviara a la Justicia la denuncia por la venta de las acciones de Papel Prensa durante la última dictadura militar, y al Congreso un Proyecto de Ley que permita regular y fomentar la producción de papel para periódicos. Destacábamos la importancia de las decisiones en el proceso de democratización del sistema de comunicaciones argentino, como un paso lógico tras la aprobación por parte del Congreso Nacional de la Ley de Servicios Audiovisuales.
En algunas publicaciones, el peso del papel en los costos totales asciende al 70%. Pero esa es una verdad a medias si no se considera que el acceso a menores precios, por un lado, pero también a la disponibilidad, a información estratégica sobre los costos y los regímenes de producción y comercialización, etc. por parte de los dos principales diarios capitalinos (territorio donde Clarín y Nación venden la mayor parte de su tirada), otorga una capacidad estratégica para aprovisionarse adecuadamente, irrumpir en mercados de su interés con menores costos, y dejar fuera de competencia o colocar altas barreras a medios locales o de nicho que allí tienen una comunidad que los lee día a día.
Podríamos decir que eso es el capitalismo -sin dudas- pero hay también algo más, y es el derecho de cada comunidad a informar y ser informada desde su perspectiva, desde su propio acento, con sus propios medios. Si no ponemos reglas al primero, mirando desde los segundos, lejos estamos de permitir la libre competencia. Mas bien priorizamos la mano del tallador de cada mesa, en este caso los propietarios de la única planta productora de papel pare periódicos en argentina y los principales consumidores.
El paso de decenas de editores por el Congreso Nacional para debatir sobre el proyecto de Ley para declarar de interés público la producción papelera, pintó esta situación de manera contundente. Pero también quedó claro que la cadena productiva hacia atrás (y río arriba), provoca padecimientos en los aprovisionadores de madera, una realidad igual o peor que la de los pequeños y medianos periódicos nacionales. En la página web de la Cámara de Diputados se puede acceder a cada uno de esos testimonios. Los diarios regionales, pymes y cooperativos, los primeros días de enero de 2010 recibíamos la auspiciosa noticia de que el gobierno nacional, en la primera resolución de la Secretaría de Comercio Interior, disponía un precio igualitario del papel para todos los compradores de Papel Prensa SA. Eso implicaba al menos nivelar la cancha. Hemos señalado en numerosas oportunidades que el papel sobre
el que imprimimos nuestros diarios y periódicos es tan esencial para poder ejercer la libertad de prensa, el Derecho a la Información y los derechos que de éste dependen, como el agua para el Ser Humano.
Hemos sido testigos de las acciones llevadas adelante por el Poder Ejecutivo en pos de generar mayor equidad en el acceso a este insumo y hemos saludado la decisión de la presidenta Cristina Fernández de dar participación a los otros poderes del Estado cuando en agosto de 2010 enviara a la Justicia la denuncia por la venta de las acciones de Papel Prensa durante la última dictadura militar, y al Congreso un Proyecto de Ley que permita regular y fomentar la producción de papel para periódicos. Destacábamos la importancia de las decisiones en el proceso de democratización del sistema de comunicaciones argentino, como un paso lógico tras la aprobación por parte del Congreso Nacional de la Ley de Servicios Audiovisuales.
Ahora, toma estado público una nueva iniciativa del Directorio de Papel Prensa S.A. de restablecer los precios con descuentos en las ventas de papel, de acuerdo al volumen de compra que las editoriales realicen a partir del 1 de enero de 2011. Esto se halla en abierta
oposición a la Resolución 01/2010, en absoluta vigencia, y plantea el retorno de una ventaja competitiva significativa para los diarios propietarios de Papel Prensa. Desde Dypra, repudiamos esta medida e instamos a cumplir las normas vigentes y a los legisladores nacionales a retomar de manera impostergable el debate en el Congreso sobre el tema.
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