miércoles, 21 de julio de 2010

Signos de reactivación en la economía

Difundimos nota de Salvador Treber publicada por Comercio y Justicia de Córdoba el pasado 7 de julio, para contrarrestar a los agoreros. 


El escenario de la economía mundial presenta una serie de “novedades” que obligan a replantear aspectos que se reiteraban en todas las crisis precedentes pero que, en este caso varían en forma considerable. La regla general de que cualquier caída de los países de ingresos más altos impactaba fuertemente en los de inferior grado de desarrollo, incluso la que se inició en septiembre de 2008, parecía que no sería una excepción. Con el comienzo de 2010 esta impresión, alimentada por toda la experiencia anterior, ha tenido para Sudamérica un vuelco inesperado.
Ello se verifica mientras Estados Unidos y casi todos los europeos continúan sufriendo la secuela de las gravísimas irregularidades que afloraron en el sistema financiero y bursátil; China ha retornado a sus extraordinarias tasas de crecimiento -11,7% en el primer trimestre de este año- e India, aunque en un tono algo menor, también ha recuperado la dinámica que tuvo hasta fines de 2008. La gran “novedad” es que el área que integramos ha seguido esta última tendencia, “despegando” de lo que nos tenía acostumbrados; es decir, siendo caja de resonancia que refleja las alternativas de las mayores economías del orbe.
El hecho más notable es Brasil. En el período enero-marzo ha registrado un avance del PBI totalmente inédito pues superó nueve por ciento; nivel éste que le era desconocido. Sin llegar a semejante marca, lo sigue Argentina con un óptimo índice de 6,8% y un notable 13,1% en la comparación interanual de la inversión bruta fija de idéntico lapso. La composición de ésta es muy significativa, pues mientras la construcción sólo superó su nivel en 5,1%, los bienes durables de producción lo hicieron en 25,8% y los de origen importado se elevan a 41,6%. Tales indicadores revelan que las empresas han resuelto ampliar su capacidad instalada, lo cual obedece a las perspectivas favorables que estiman con vistas al futuro. El optimismo en tal sentido se acentúa por la consideración de algunos datos posteriores, que ratifican una clara tendencia de ascenso. Ejemplo de ello es que la utilización de aquélla -que en 2009 era de  70,4%- pasó a 86,7%; dando explicación lógica a la incorporación de nuevos equipos de producción que se ubican en alrededor de 25%; o sea, uno de los mas elevados de la última década.
No menos auspiciosa ha sido la evolución registrada por el sector industrial, que en mayo llegó a 10,2%, con picos muy altos, como la de acero crudo que tuvo un verdadero “salto” de 68% que, obviamente, es consecuencia de una demanda incremental muy sostenida en todas aquellas ramas que lo tienen en carácter de insumo esencial. Testimonio de ese acierto es el crecimiento automotriz que trepó un 40,5%; gravitando decisivamente las exportaciones a Brasil. Su inserción en el movimiento doméstico privado no le fue demasiado en zaga pues marcó un aumento de 7,3%; mientras que la del público lo hizo en 8,4%.

Quizá el único aspecto preocupante lo constituyan las presiones inflacionarias, que a pesar de haber cedido en intensidad con respecto al primer bimestre, se mantienen relativamente por encima de lo deseado y apuntan a superar con holgura lo sucedido en el año precedente. Los ajustes salariales, ya sea los pactados en los acuerdos iniciales o a través de posteriores correcciones en los que se habían quedado”cortos”, rondan 30%; pero todos se mantienen alerta para no admitir mermas en su respectivo poder adquisitivo. Constituye una incógnita qué incidencia futura puede tener esta actitud, aunque -por el momento- las referidas actualizaciones fueron absorbidas por el circuito sin afectar el mercado interno ni las tasas de crecimiento y de inversión.

La gestión del sector publico
Según la información emanada de la Tesorería General para los primeros cinco meses de 2010, el resultado financiero acumulado arrojó un saldo positivo de $ 476,7 millones, lo cual fue posible debido a la extraordinaria recaudación lograda en mayo. Cabe recordar que hasta abril era negativo en la importante suma de $ 2.095,6 millones y que el cambio de signo se dio en el quinto mes, pues el resultado positivo fue de $ 2.572,3 millones. Dada la excepcionalidad de ese registro, ello no quiere decir que esa tendencia se mantendrá en lo que resta del ejercicio que estaba previsto cerrar con un déficit muy cercano a diez mil millones de pesos. De todas maneras, hasta el momento, la realidad ha superado las previsiones. Esa evidencia corresponde a un superávit primario de $ 8.358,8 millones del cual se deducen erogaciones financieras por la importante suma de $ 5.786,50.

Si se compara el saldo final con igual lapso de 2009 implica una suba muy superior (229%) y que dicha gestión se alcanzó sin apelar exclusivamente a ingresos de fuente tributaria; pese a que el gasto total ha seguido creciendo a un fuerte ritmo (35%), o sea alrededor de diez puntos porcentuales por sobre el nivel de precios. Según advirtió el ministro de Economía, además, se ha cancelado deuda externa con reservas por US$ 2.054,20 millones de los cuales corresponden US$ 1.171,20 millones a acreedores privados y US$  883 millones a deudas con organismos internacionales de crédito.

La fuente elegida para hacer dichas cancelaciones se explican en que ni los resultados favorables de la Tesorería ni los del balance comercial en el balance de pagos fueron suficientes para cubrirlos. Este último ascendió a US$ 2.638 millones en el primer trimestre; registrando una reducción de US$  1.323 millones el de idéntico período de 2009, como consecuencia del gran incremento habido en materia de importaciones. En tal sentido hay que tomar muy en cuenta que al finalizar marzo las reservas acumuladas en el Banco Central registraban US$  47.460 millones, pero al cierre del 18 de junio ppdo. se habían elevado a US$  49.549 millones debido a la mayor actividad exportadora y al freno puesto a las operaciones denominadas de “fuga” de divisas.
La diferencia de actitud ha sido notable. Entre los meses de enero-marzo, por ese concepto, salieron del país US$ 2.970 millones pero a partir de abril esa tendencia se ha invertido en forma rotunda, arrojando el bimestre que integra con mayo un excedente de US$  414 millones. Esta cifra, en términos absolutos, no parece importante desde que era lógico esperar la reversión operada en el total de importaciones con respecto a las del año precedente. Cabe recordar que la estimación sobre el posible monto que asumirá el saldo positivo del Balance comercial en todo este año lo ubicaban en alrededor de US$ 12.300 millones; es decir, con una baja de 25,1% en relación al logrado en 2009.

Nadie podía, por lo tanto, ignorar que habría una fuerte recuperación en función de la conocida caída operada en el stock de insumos estratégicos sumada a la dinámica propia que siempre imprime una fuerte recuperación de la actividad interna. Pero si tales circunstancias eran previsibles, la gran aceleración en el ritmo de las compras en el exterior ha superado todos los cálculos previos, ya que éstas incluyen la introducción masiva de bienes de consumo. Esa tendencia al derroche de divisas -que no son fáciles de obtener en un mundo en crisis- ha llevado a la conducción económica a tomar medidas destinadas a “enfriar” esa voracidad de adquirir bienes prescindibles o que desplazan del mercado a los de origen nacional.
Las perspectivas hasta el cierre del ejercicio
Salvo un agravamiento severo de la situación mundial que afecte la actividad general en una medida superior a lo que está sucediendo, puede esperarse con buenos fundamentos que la economía argentina registrará un índice de crecimiento de su PIB superior a siete por ciento.
Debe recordarse que en el mensaje que acompañó el proyecto de presupuesto de la Administración Nacional se informaba que en su elaboración se había supuesto un incremento de sólo 2,5%. Esto no causó ninguna extrañeza, pues la mayoría de los analistas coincidieron en porcentajes bastante semejantes.
En consecuencia, la realidad excede con creces todas las hipótesis prospectivas, aun las de los más audaces u optimistas, que se animaron a predecir una tasa anual de hasta un cinco por ciento. Si este nivel era considerado inmejorable, es obvio que lo que se viene logrando debería colmar las exigencias y aspiraciones de quienes sinceramente apuestan al bienestar, sin exclusiones, de los habitantes del país. Por ello no resulta muy lógico que continúen insistiendo en advertir sobre eventuales inminentes riesgos; quitando relevancia a la recuperación. Plantean que obedece a factores circunstanciales y transitorios que, de todas maneras, se agotarían en sí mismos, no permitiendo evitar una posterior e inevitable caída.
La principal objeción estriba en la curva ascendente que viene registrando el gasto público en la jurisdicción nacional. Si bien sería preferible adoptar una política selectiva que evite la realización de erogaciones prescindibles, el apoyo a la inversión es un factor importante en la sustentación del esfuerzo privado, pues apunta a optimizar la infraestructura productiva, al asegurar la provisión de energía y de combustibles. Por otra parte, pese a que el gasto supera el de 2009 en 35%, no lo ha hecho generando hasta el momento ningún tipo de desequilibrio. En la segunda mitad del año, los ingresos tributarios suelen rebasar los registros del primero, pese al habitual “pico” máximo que se registra en mayo.
Haciendo una proyección de tono moderada, ya que los compromisos de la deuda externa podrán contar todavía con casi US$ 4.500 millones más provenientes del uso de reservas, se puede prever que no habrá mayores dificultades pues quedan como refuerzos de dichos recursos, las ganancias del Banco Central por el ejercicio 2009 y la posible colocación de títulos contra los fondos de la Anses, por lo menos en una proporción semejante a la utilizada en el ejercicio anterior.
Queda como principal preocupación la forma en que se conducirá la coyuntura para tratar de atenuar las presiones inflacionarias sin frenar el crecimiento; o sea, consolidando la tendencia expansiva del mercado. Constituye un elemento más de tranquilidad que se hayan recompuesto en medida apreciable las finanzas provinciales y municipales; mediante la positiva concurrencia de una notoria mejoría en la recaudación propia, de las transferencias interjurisdiccionales y la renovación en condiciones muy favorables de la deuda que mantienen con la Nación. Sería imperdonable, frente a todos estos aspectos tan positivos, que personajes movidos por mezquinos cálculos electorales, lleguen a agitar falsos fantasmas con el objeto de hacer cundir la desconfianza y el pesimismo.

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