domingo, 5 de septiembre de 2010

ENTRE LA INFLACIÓN EXTORSIVA Y LA TRAMPA DE LAS POLÍTICAS ANTIINFLACIONARIAS (3er parte)

Difundimos excelente trabajo sobre inflación. Fuente: Agencia Rebanadas de Realidad - Buenos Aires, 04/04/10. Por   
Alberto José "Pepe" Robles



Inflación y resistencia a la redistribución de la riqueza (puja distributiva)
A esas tendencias inflacionarias se suma la resistencia de las clases altas a que el trabajo aumente su participación proporcional en la riqueza, aún cuando en términos absolutos su propia riqueza aumente. En estos casos, las clases altas (la derecha) suelen utilizar la inflación como "arma". Para eso la clase alta cuenta con dos herramientas decisivas: poder de mercado y poder mediático.
Con respecto a la primer herramienta, el poder de mercado, la clase alta en los países latinoamericanos cuenta con un enorme poder de mercado, debido a la concentración empresaria, mucho mayor que la que tienen sus pares de los países desarrollados. De este modo, la clase alta puede elevar -a veces a su antojo- los precios y de ese modo mantener (o aumentar) la porción de la riqueza del país de la que se apropia. En Argentina eso ha sido típico. Apoyando esta afirmación, el Grupo Fénix ha explicado en 2007 que:
"A nuestro juicio, la inflación ha sido la forma con que la Argentina históricamente procesó los conflictos distributivos. Si bien una explicación exhaustiva excede el espacio de este texto, podemos señalar lo siguiente: una economía con un elevado grado de oligopolización y baja eficiencia de sus mercados claves -como es el caso de nuestro país- puede dar lugar a conductas que se traducen en ajustes ascendentes de precios; estos comportamientos pueden ser replicados por la generalidad de los agentes económicos, a través de la difusión de expectativas, las que pueden afectar también la negociación salarial entre trabajadores sindicalizados y sector empresario". (4)
Es que el bajo desarrollo de los mercados locales, muy poco atomizados, permite que al estar concentrado en pocas manos, se preste a la cartelización y a la manipulación de precios por parte de los oferentes. En este aspecto resulta de gran importancia la legislación orientada a combatir monopolios y oligopolios. Esta situación, es muy propia de los países subdesarrollados, no solo en los mercados de bienes, si no en los mercados de capitales, racionando el crédito o encareciéndolo, lo que dificulta aún más la inversión.
Con respecto a la segunda herramienta, el poder mediático, la clase alta, en los países latinoamericanos, controla los medios de comunicación y, a través de ellos, puede generar expectativas inflacionarias y de este modo, aumentar considerablemente la tasa de inflación. Es que las expectativas inflacionarias, forman parte de lo que la ciencia económica llama expectativas adaptativas (5), pueden generar una alta inflación por sí mismas, sin que haya ninguna otra razón para ello. Esto se sabe bien en Argentina, a tal punto que el gobierno de Alfonsín impuso el desagio en los contratos, porque "adelantaban" la inflación, y Cavallo, en sentido similar, prohibió indexar los contratos. De este modo, las expectativas inflacionarias de "la gente" retroalimentan la inflación, como si le echaran nafta al fuego.
Actualmente, la decisión de "los medios" argentinos de impulsar la inflación estimulando las expectativas inflacionarias en la población, es descarada. De manera similar a la forma que se informaba diariamente el riesgo país previo a la Crisis de 2001 (y luego nunca más), los medios han comenzado a informar diariamente el aumento de precios seleccionados, para instalar la percepción de que la inflación está en el orden del 20% mensual, y no del 20% anual, como se encuentra realmente. Hoy cualquier persona "de la calle", cualquier trabajador sin demasiada información, cualquier ama de casa normal, piensa que el INDEC miente y la inflación es un 20% mensual (es decir un 240% anual). Incluso un ex presidente como Carlos Menem, "se confundió" el otro día, en el programa de Mauro Viale, y dijo que la inflación era del 20%, retándolo a Mauro Viale como si fuera un retardado, cuando éste intentó corregirlo para decirle que esa inflación era la tasa anual. Una intención parecida desnudó el periodista del Grupo Clarín Marcelo Bonelli, cuando en el noticiero del mediodía de Canal 13, al pronosticar el clima, se "le escapó" lo que en realidad estaba pensando y dijo: "la inflación de hoy es...".
Como ejemplo de la inflación mediática, es muy revelador darse cuenta como un título periodístico de Clarín, en su diario de la mañana, fue cambiando en unas pocas horas. El título empezó diciendo:
"LA SUMA DE ALIMENTOS CASI TRIPLICA A LA DEL INDEC"
Poco después, a media mañana, en TN (misma empresa de medios), le habían sacado el "casi", quedando el título así:
"ALIMENTOS: LA INFLACIÓN TRIPLICA AL INDEC"
Al medio día, nuevamente en TN, vuelven a "tocar" el título y ahora le sacan la palabra "alimentos", quedando así:
"LA INFLACIÓN TRIPLICA AL INDEC".
Este tipo de manipulación de la información no es fruto de un error y es obvio que tiene como objetivo inmediato aumentar la inflación por vía de impulsar las expetativas inflacionarias de la población.
Una pregunta crucial: ¿a costa de quienes?
En síntesis, la economía Argentina de hoy transcurre en medio de varias causas que impulsan la inflación. Pero lo que en general no se dice es que para "los dos bandos" (ortodoxos versus heterodoxos) existen las "causas buenas" y las "causas malas" de la inflación. De lo que se trata en suma es de elegir cuáles son las buenas y cuáles las malas.
De manera algo esquemática puede decirse que la situación inflacionaria en Argentina está impulsada por una suma de causas, a saber:
Inflación básica (aprox. 6%)
+ mayor crecimiento que inversión
+ gasto público
+ resistencia a la redistribución del ingreso
+ aumento desproporcionado de precios estratégicos (carne)
+ promoción de expectativas por los medios
+ inflación mundial

Para poder identificar los intereses que "cuidan" las distintas propuestas económicas que proponen bajar la inflación, es importante identificar cuáles son las causas que "tocan" y cuáles no.
Una política orientada a preservar el estatus qúo económico, se orientará a retrasar el crecimiento de los salarios reales, a reducir el gasto público y a frenar el crecimiento ("enfriar la economía"). Estas "políticas antiinflacionarias", de contenido abiertamente impopular, son clásicas desde que Álvaro Alsogaray las aplicara en Argentina por primera vez en 1959, con su famosa frase "hay que pasar el invierno", durante el gobierno de Frondizi. La derecha suele denominarlas "ajustes".
En sentido contrario, una política orientada a preservar los niveles sociales alcanzados (reducción de la pobreza, aumento del salario real, redistribución del ingreso) se orientará más a debilitar (o eliminar) los monopolios y oligopolios, a combatir la generación de expectativas inflacionarias por parte de los medios de comunicación, a promover formas populares de inversión y a reemplazar insumos importados por medio de la producción nacional.
Por otra parte, ambos bandos (ortodoxos y heterodoxos) tienen también una estimación diferente de la cantidad de inflación "buena". Mientras que para los ortodoxos una inflación "buena" está en el orden del 6% anual (aunque luego de la Crisis Global están cambiando aceleradamente estas "pautas inflacionarias"), (6) para los heterodoxos una inflación "buena" puede oscilar en el orden del 15-20%, si se produce en un contexto de alto crecimiento y redistribución del ingreso. Luego de la Crisis Global, también estas "pautas" heterodoxas se están moviendo hacia arriba y hoy ya hay voces que consideran que una inflación del 30% también podría ser "buena", o al menos aceptable. (7)

(4) Plan Fénix (2007). "El debate sobre la inflación. ¿Reducir o sostener el crecimiento?"
(5) Fernández, Roque (2009), "Expectativas Adaptativas versus Expectativas Racionales en la Determinación de la Inflación y el Empleo", Universia.
(6) Hofstetter, Marc (2010). "Más inflación, por favor", diario La República, Colombia.
(7) Hofstetter, Marc (2010). "Más inflación, por favor", diario La República, Colombia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario