sábado, 1 de enero de 2011

El mapa de la otra comunicación

Nota en Miradas al Sur, edición número 136, Año 3, domingo 26 de diciembre. Por Victoria Linari
Radios escolares, indÍgenas, rurales y de frontera. El libro Todas las voces todos, muestra el resultado de un proyecto de fortalecimiento para emisoras comunitarias que se anticipó a la ley de medios
Fueron truchas, ilegales, clandestinas, de baja potencia. Fueron pocas, pobres y pequeñas. Fueron perseguidas, decomisadas, prohibidas, censuradas. Las radios comunitarias, alternativas y populares comenzaron a desarrollarse a mediados de la década del ’80, a contramano de la legislación en radiodifusión y de los intereses estrictamente comerciales de quienes controlaban el sistema mediático. Resistir, en ese contexto, era la única opción de las organizaciones y movimientos sociales que las gestionaban para ejercer el derecho a la comunicación. 
“Durante años, cuando en nuestras radios aparecía algo relacionado con el Comfer sonaban todas las alarmas. Nacimos y crecimos enfrentando al Estado que, a través de este organismo, pretendía aplicar el bando militar impuesto como Ley de Radiodifusión”, dice Néstor Busso, presidente del Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco). Fue de la mano de esa ley y de un organismo de aplicación concebido bajo la doctrina de la seguridad nacional, que el mapa de la comunicación en la Argentina se desarrolló sobre la base del mercado y no de las necesidades sociales, lo que permitió la concentración tanto geográfica como de propiedad de los medios.
Los Programas Especiales implementados por el ex Comfer –entre otras dependencias del Estado Nacional– sirvieron como preámbulo en la práctica para que los sectores populares y sus organizaciones pudieran ejercer su derecho a la comunicación, aunque la norma no los contemplara. Así fue como en 2008, la vieja autoridad de aplicación firmó un convenio con Farco para capacitar a 100 radios comunitarias, escolares, indígenas y de frontera a través del proyecto Todas las Voces Todos, que finalizó este año. En el transcurso, las cientos de emisoras comunitarias que venían expresando la demanda social frente al modelo mercantil del decreto ley de la dictadura, vieron nacer una nueva ley –la de Servicios de Comunicación Audiovisual– y una nueva autoridad de aplicación –la Afsca–. El proyecto, que fue financiado por la Subsecretaría de Organización y Capacitación Popular del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, apuntó a la capacitación técnica y comunicacional de estas emisoras, con un claro eje en la integración social y cultural.
Todas las Voces Todos es el resultado del encuentro entre una política pública de inclusión social en materia de comunicación y las prácticas sociales solidarias que han venido desarrollando los medios y las organizaciones comunitarias de radiodifusión de la Argentina”, dice Luis Lazzaro, coordinador general de la Afsca. “Por primera vez, los caminos de ambas organizaciones se unieron con los objetivos de promover el desarrollo de una comunicación pluralista y participativa, abierta a las necesidades de expresión de los sectores sociales y culturales con menor posibilidad de acceso a los medios de comunicación e información, y hacer realidad el derecho legítimo y legal de las organizaciones sociales y comunitarias sin fines de lucro a la propiedad y gestión de medios.” El programa federal contempló la capacitación en producción, redacción y realización de contenidos radiofónicos a emisoras indígenas, interculturales, comunitarias y radios escolares, de las cuales sólo el 10 por ciento están asociadas a Farco.

Las radios en números. Los nueve meses que duró el programa –de agosto de 2009 a mayo de 2010– sirvieron para gestar un panorama cierto sobre la realidad en la que estas emisoras se desenvuelven en sus localidades y contextos de origen. Los resultados fueron presentados la última semana en el libro Todas las Voces Todos, un trabajo que da cuenta del proceso de capacitación y fortalecimiento de las emisoras, describe los entornos concretos en los que cada una se desenvuelve, y sistematiza los datos que permiten entender algunas claves de su identidad.
En la primera etapa del programa, más de 30 capacitadores de Farco recorrieron todo el país para visitar a las radios y realizar un relevamiento sobre su situación comunicacional, técnica y social. Se realizaron talleres donde se pusieron en debate los proyectos político comunicacionales de cada radio, definieron su misión, su necesidad de expresarse, y se replantearon su rol en la comunidad. El camino fue largo y las pretenciones de lograr un diagnóstico abarcativo de la situación de las emisoras llevó a que uno de los formadores de Farco (Walter, de Viedma) contara los kilómetros que recorrió para ir a los colegios donde había experiencias de radios escolares: hizo 5.600 kilómetros.
En la segunda etapa se realizaron talleres regionales de formación sobre materias más específicas: producción periodística, usos y formas del lenguaje, operación técnica, edición de sonido, legislación.
“En cada una de las radios se aplicó un plan de formación específico de acuerdo a las necesidades que habían planteado, con el acento puesto en una base común: la producción periodística, la construcción de agenda propia, lo fundamental que tienen que tener los medios de comunicación. También se trabajó sobre otros ejes vinculados con la gestión del medio, con su funcionamiento. En cada emisora se hizo un relevamiento socioorganizativo y técnico para dar cuenta de qué tienen y qué les hace falta, su situación en relación a la conectividad, la capacidad tecnológica, el equipamiento, etcétera. Pero también cómo se definen a sí mismas, cuál es su misión, cómo construyen su identidad”, cuenta Judith Gerbaldo, responsable de Formación y Capacitación de Farco.
“Lo interesante es que todas las radios se definieron como organizaciones, tengan o no personería jurídica, y aun cuando la propietaria de la radio sea una escuela. Reconocen que existe un colectivo humano que está ahí trabajando y gestionando el medio. Y, en el 95 por ciento de los casos, se trata de trabajo voluntario”, afirma Gerbaldo, quien es docente investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba.
Según este diagnóstico, el 49 por ciento de las organizaciones no alcanzan a tener más de una o dos personas capacitadas para la operación técnica, una labor fundamental en la radio. En la mayoría de los casos, esa tarea es desempeñada por jóvenes, principalmente en las emisoras escolares a través de los alumnos de los ciclos más avanzados. Uno de los datos más significativos es la insuficiencia de equipamiento con el que cuentan las radios para operar, y en su mayoría lo hacen sin conectividad a Internet. El 24 por ciento de las organizaciones no cuentan con una computadora para su funcionamiento, y sólo un 63 por ciento tienen una única PC. El 62 por ciento no posee conexión a Internet, y del 38 por ciento que tiene acceso al servicio, sólo el 44 por ciento accede a través de banda ancha, el 22 por ciento por servicio inalámbrico y el 15 por ciento por telefonía. A estas restricciones comunicacionales se suma que el 51 por ciento de las emisoras no cuenta con servicios de telefonía fija ni celular, lo que obstaculiza incluso el funcionamiento cotidiano y el acceso a la información. Sin embargo, y a pesar de las limitaciones en materia tecnológica, las radios siguen funcionando y jugando su rol fundamental como espacio cultural, de integración social y de contribución al desarrollo local y regional.

Se vienen los chicos. Las organizaciones educativas son un caso singular entre las emisoras relevadas. La diversidad de contextos sociales, culturales y geográficos en los que están inmersas las escuelas pone en evidencia que, en muchos casos, la radio escolar se convierte en el único medio de comunicación en parajes que se encuentran aislados o lejanos, sin acceso a otros servicios o medios informativos. Inclusive, las radios llegan a transformarse en el único espacio de intercambio social y cultural de la comunidad. En esos casos, “la radio no es sólo una herramienta de contención de los chicos, sino también de aprendizaje, de integración con la comunidad, un instrumento de pertenencia y de construcción en lugares adonde la mano invisible del mercado no ha llegado y no va a llegar”, dice Lazzaro.
El afán en fortalecer a las emisoras como espacios culturales y recreativos a través de los cuales los jóvenes y niños puedan expresarse, desarrollar la creatividad y proyectarse como sujetos sociales, explica en buena medida la tarea fundamental de estos medios, que ocupan un espacio vacante en las comunidades en las que transmiten.
El área de Programas Especiales de la Afsca lleva otorgadas hasta el momento 70 autorizaciones a escuelas de todo el país para funcionar con una emisora de FM. Y quedan pendientes de evaluación 285 solicitudes más. “Todo esto requiere que renovemos el compromiso, que sepamos que es mucho lo que nos queda por hacer para empezar a darle lugar a las organizaciones sociales, a los sectores populares, incluidos por primera vez como sujetos con derechos para ejercer la comunicación –dice Lazzaro–. La promoción de proyectos educativos, sociales, comunitarios que crea la nueva ley de comunicación audiovisual, ayuda al desarrollo de estos actores, les da visibilidad en el mapa de la democracia. Es con la nueva ley vigente que los programas dejan de ser ‘especiales’, para ser política pública”.

El libro Todas las Voces Todos puede conseguirse en la sede de Farco: Piedras 575, Caba.
Teléfono: (011) 4331-1831. 

1 comentario:

  1. ‎6 de Enero. LLEGAN LOS REYES: MONARQUIA Y VATICANO, GO HOME Así como Santa Claus es un invento de las multinacionales yankis para vender sus productos, los Reyes Magos son una creación de la monarquía y del Vaticano para adoctrinarnos. Per ... ...o hay que reconocer que, al menos, los Reyes Magos tuvieron un papel destacado en la creación del mito de la Navidad mientras que Santa Claus es apenas un advenedizo que se aprovecha del negocio sin haber contribuído en lo más mínimo a crearlo.
    Profundizando un poco en el tema, podrían señalarse algunas semejanzas entre estos personajes:
    1.- Ninguno de ellos tiene algo en común con nuestra cultura nacional y popular: Santa Claus es yanki y los Reyes Magos son de Oriente. Dejando de lado el origen, y reparando en su ridícula vestimenta, debemos corroborar que ésta tampoco encaja con nuestras costumbres. ¡Si al menos Santa Claus o los Reyes anduvieran a caballo y con ropas de gauchos!.
    2.- Tanto Santa Claus como los Reyes Magos tienen en común en que generan una multitud de sosías tan extravagantes como ellos, y a los que vemos pulular por las puertas de los shoppings e hipermercados. Estas burdas copias vendrían a ser como los Rial o las Canosas que, no conformes con que el original, en este caso Tinelli, nos idotice durante dos horas diarias, ellos se encargan de perpetuar la pelotudez.
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