Charla a cargo del Dr. Lucio Garzón Meceda pronunciada el 6 de Agosto de 2009 en el 42 Congreso de la Federación Argentina de Trabajadores de la Imprenta, Diarios y Afines- FATIDA- Realizado en Villa Mirador del Lago- Bialet Massé- Sierras de Córdoba.
La ofensiva jurídica
Entonces, la ley previó que en los convenios colectivos se puedan establecer cuotas de solidaridad para que los que no son afiliados se beneficien del convenio, que se benefician de los salarios, pongan platita para mantener la organización sindical.
Hay una campaña muy pesada que lleva a los jueces, en general, cuando les llega un juicio en el cual un trabajador no afiliado se presenta y dice: a mí me están descontando y yo no soy afiliado si no quiero ser afiliado por qué me van a descontar… todos los jueces casi sin excepción fallan a favor del trabajador y dicen: esta cláusula es inconstitucional.
Esa es una ofensiva que hay que advertirla porque es muy fuerte, cada vez más se está notando en jueces de todas las provincias, sin excepción, que cuando pueden y tienen la oportunidad pegan al poder sindical y pegan a lo más sensible, que es la base de sustentación de la organización sindical. ¿Y qué sucede?
Indudablemente el trabajador que se presta inconcientemente, o concientemente, la famosa frase ¿no? ¿Está inducido desde la empresa? Y a veces sale de la propia casa del trabajador: qué carajo te da el sindicato. Cuando esa frase irrumpe y es escuchada, ahí está el huevo de la serpiente, ahí está el peligro, ahí se perdió la noción básica del principio de la solidaridad.
Cuando uno se plantea ¿qué me dan? Ahí ya estoy pensando como un cliente, como un comerciante, como quien va a comprar un par de zapatos. Yo me planteo en el sindicato el principio que todos juntos pensemos por un mejoramiento común, no lo que me dan a mí. Y hay casos, se dan con mucha frecuencia, en los que el sindicato lamentablemente a veces, con poca organización, con deflexión de los dirigentes, los trabajadores que no se afilien y cuando ven que les hacen un descuento de su cuota salarial, ahí se presentan con mayor frecuencia de la que suponemos, instrumentados generalmente por la empresa, instrumentados aunque no se note, aunque no se sepa, las empresas suelen hacer, cuando alguien les consulta, un trabajador que no es afiliado, ¿cómo le están descontando? Y bueno, porque los dirigentes firmaron un convenio…Y entonces, generalmente la gerencia de recursos humanos les dice: y bueno, reclamá, pedí, y hasta le dicen: si querés te podemos sugerir un abogado, etc., y plantean. Y cuando plantean tienen eso, lamentablemente, como se está dando en estos momentos, sobre todo a partir de un fallo que ha dictado esta Suprema Corte, que es muy buena Suprema Corte, pero que en el tema social sindical está muy mal orientada, que ha planteado como eje central, en un fallo famoso dado hace unos meses, el tema de la libertad sindical en el cual hay que plantearse que nadie puede ser obligado a aportar, llegado al caso, sin ser afiliado.
Ese es un tema que es esencial tenerlo presente. Que el modelo sindical argentino es muy buen modelo para la organización sindical y directa e indirectamente para los propios trabajadores, pero que está siendo acosado no por la verborragia que se alude al principio de la libertad sindical sino fundamentalmente al principio que comenzábamos este charla en los años 70´, a debilitar la organización sindical para hacer más barata la negociación y hacer más barato el precio del trabajo. Esa es la razón de fondo, bajo el ropaje de libertad sindical lo que se procura es el libertinaje. Y como decían algunos compañeros míos: muchas veces, bajo el ropaje de la libertad se oculta un modelo de esclavitud.
Defender el modelo sindical
Tenemos que estar muy concientes, no solamente los directivos sino en general todas las organizaciones sindicales, hay que parar la ofensiva contra el modelo sindical porque detrás de la ofensiva del modelo sindical viene la ofensiva contra los propios trabajadores, y que como en el modelo Alemán, se puede después pagar con lágrimas y sangre lo que no se supo defender pacíficamente, ordenadamente y sin ningún riesgo.
Y que, a través de la toma de conciencia, que la unidad sindical con solidaridad es el mejor andamiaje para enfrentar todas las consecuencias económicas, sociales y políticas a las que nos podemos ver enfrentados como trabajadores.
Unidos al tema de la defensa del modelo, unidos a la necesidad de hacer cada vez más fuerte materialmente a la organización sindical, a través de todas las provisiones de servicios, no solamente en la negociación, no solamente en la defensa de las condiciones materiales del lugar de trabajo, sino a través de la mayor cantidad posible de servicios que permitan recuperar al trabajador, pero acompañado de prédica permanente que no tiene por qué ser hecha en un sindicato, sino que lo ideal es hacerla desde un colectivo de sindicatos y en este caso, en nuestro país, a través de la CGT y a través de las distintas regionales.
La necesidad de estar presentes en la toma de conciencia por parte de los trabajadores.
Hay que ir a la cabeza individual del trabajador, hay que ir al seno de la familia, los sindicatos tienen que volver al barrio, como era en los años 60´ y 70´, los sindicatos no estaban solamente en el lugar de trabajo sino que estaban en el barrio, porque ocupaban la vida cotidiana, casi las 24 horas del día de los trabajadores. Entonces era muy difícil que un trabajador se equivocase por ejemplo cuando vota, porque su nivel de conciencia era global, no era solamente en el lugar de trabajo sino frente a la sociedad.
Y mi preocupación, como es la de muchos dirigentes es que, frente a este episodio que se produjo en esta elección, al margen del resultado, sino cómo se expresaron los trabajadores, se corre el riesgo que si los trabajadores se expresan políticamente en forma dispersa, sin propuestas sociales comunes, encontremos que finalmente estemos nosotros mismos destruyendo el contenido básico del accionar sindical que, como decíamos al principio, es la solidaridad.
Sindicatos y actualidad
Ustedes han visto que desde el gobierno se ha abierto el problema del diálogo político, y entre una de las formas del diálogo se anuncia la constitución de lo que podría ser un Consejo Económico y Social. Los consejos económicos y sociales en general no sirven para nada, contra lo que se dice, yo voy a ser sincero. Los consejos son representantes del gobierno, de los trabajadores, y de las empresas que se reúnen en un ente y analizan los problemas de tipo económico, social, y que pueden ser eventualmente tratados por el parlamento. Pero primero se analizan entre los actores sociales y el Estado. En general, los consejos económicos sociales tuvieron importancia en los años 60´ hasta los años 70´, en los países desarrollados, en momentos en donde había bastante para dar, en donde la economía andaba bastante bien y entonces en general los consejos eran un ámbito en el cual se hacía una distribución de beneficios, tanto para el sector empresario como para el sector de los trabajadores, que más o menos podía equilibrar y dejar contentos a las dos partes, con la presencia del Estado como árbitro. Y eso anduvo bien hasta la crisis de la que hablamos, la crisis petrolera del 70´, y los consejos económicos sociales perdieron importancia.
El último modelo que se ha tomado acá en nuestro país es el modelo español, que no funciona como dicen que funciona. Es un organismo en el que se reúnen los empresarios, pero como los sindicatos en España están débiles, por más que haya un consejo en donde se reúnen, en tanto que los sindicatos están débiles, es poca la acción que pueden desarrollar en el seno del consejo. Porque en el seno del consejo es como si dijéramos es una paritaria permanente, donde están los empresarios, están los sindicatos, analizan los problemas que el gobierno les envía, pero si los sindicatos están débiles es poca la función que pueden cumplir.
Y eso va llevando a que indudablemente los consejos, incluso el de España que acá se ha propagandizado mucho, no funcionen. Normalmente, cuando los sindicatos tienen capacidad y función importante de presión o con una presencia política y gremial, no les interesa demasiado a los sindicatos el Consejo Económico y Social, porque normalmente funciona como un chaleco, si los sindicatos son fuertes, me meten en un Consejo para enchalecarme y para que presione menos de lo que puedo presionar sin entrar en un Consejo.
Lo que está por pasar acá, no sabemos todavía cómo va a ser, puede ser que sea una alternativa, de que sea un Consejo Económico y Social que más le interesa al sector empresario, que es el que más lo está pidiendo. Ahora, si el Consejo económico social que se constituya eventualmente en nuestro país, no conocemos todavía el instrumento, la norma, es con facultades suficientes como para resolver, puede ser interesante para nuestro país, para los sindicatos.
En tanto y en cuanto nosotros tenemos hoy por hoy los sindicatos estructuralmente fuertes que podrían, si le dan capacidad de resolución, ser interesantes en la participación en el Consejo Económico y Social. Ahora, si el Consejo es simplemente una caja para analizar las problemáticas que planteen el gobierno o empresarios, habrá que ver si realmente es útil o no.
Es un tema a discutir, porque lo que hay que evitar es que el Consejo Económico y Social sea un chaleco para los sindicatos. Lo que hay que procurar es que sea un lugar en el que las partes tengan igualdad de posibilidades de analizar lo que el poder ejecutivo le envía. Porque los Consejos Económicos y Sociales son órganos de consulta, no son órganos ejecutivos. Se juntan empresarios, trabajadores y el Poder Ejecutivo les pide una opinión, que no necesariamente es obligatoria para el gobierno.
Pero que es interesante porque bueno, si va a pedir una opinión sobre temas que afectan a los trabajadores es interesante. Pero si ese pedido que se puede hacer a un Consejo económico y social no es obligatorio para el gobierno, en el sentido que debe pedir opinión antes de mandar una ley al parlamento, el valor del Consejo puede ser muy relativo.
Y traigo esto porque es un tema que lo vamos posiblemente a afrontar en poco días, de cuáles sean las características de este Consejo.
Lugar en donde, en la situación de dificultad que tiene nuestro país, puede o no ser beneficioso, en tanto y en cuanto cuáles sean las facultades y condiciones con las que ese Consejo se establezca.
Y esto viene no solamente por el Consejo, sino por el concepto de la negociación. Es decir, en una sociedad democrática, los problemas de los trabajadores, de los sectores populares, requieren de instrumentos que tienen su origen en el Congreso de la Nación. Pero si nosotros, los trabajadores, organizados sindicalmente, tuviéramos posibilidad de acceder a un ámbito en el cual se pudiera incluir la opinión final de los legisladores, sería altamente positivo, en tanto la situación de las estructuras sindicales hoy son lo suficientemente fuertes como para que éste pedido de opinión con resultante final en el parlamento... Si es meramente consultivo sin ninguna obligación para el gobierno de tomar en cuenta de alguna manera la opinión de los trabajadores y de los empresarios, sería, como decimos vulgarmente, un “engaña pichanga”, no tendría mucho interés. Pero no debería perderse de vista, aunque fuera un “engaña pichanga”, que es indispensable crear un ámbito en el cual los trabajadores y organizaciones sindicales de manera permanente puedan tener la oportunidad de hacerse escuchar.
Afianzar el sujeto social
Como final yo diría que… lo digo y lo repito porque me parece es un concepto que puede ser real. Todo lo que hemos hablado en esta hora y pico tiene un solo objetivo: cómo podemos hacer más fuerte al sujeto social, aunque eso implique una debilidad del sujeto individual. Es decir, que el trabajador se exprese socialmente es lo más importante, no es tan importante que el trabajador se exprese individualmente, porque individualmente se puede expresar a veces en contra de su propia clase, en contra de sus propios intereses. En cambio, socialmente es muy difícil que se pueda equivocar.
De lo que se trata es afianzar el sujeto social, que solamente se da a través de la organización sindical. La organización sindical es como un catalizador de individuos que los transforma en una sola voz, que es la voz que permite poder sentarse en una mesa de negociación y negociar mejores condiciones y mejores salarios.
Si no hay ese fortalecimiento del principio solidario, la sustitución del sujeto individual por el sujeto colectivo, lamentablemente podremos tener sindicatos, podremos tener edificios, podremos tener colonias de vacaciones, pero vamos a tener una caja vacía, porque nos va a faltar lo esencial, que es la capacidad de los directivos para poder hablar en nombre del conjunto de todas las personas trabajadoras representadas por el sindicato.
Entonces, si no puedo, cuando me siento en una mesa de negociación, saber que yo tengo al conjunto detrás mío que va a apoyar esta negociación, la negociación prácticamente es muy ligera, muy liviana, porque le falta el sujeto social que es el que realmente va a responder a los objetivos y además, finalmente, va a ser el destinatario de las mejoras.
Si no se toma conciencia que para obtener mejores ventajas, mejores condiciones, hay que estar unidos y tener un pensamiento solidario, tenemos Sindicatos sin fuerza y por ende sin poder cumplir los objetivos centrales que han determinado su existencia.
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