viernes, 1 de octubre de 2010

Del pequeño y mediano empresariado

Entre nuestras tareas está el estimulo a las manifestaciones de una visión nacional de la economía surgidas del empresariado pequeño o mediano.
Difundimos esta nota publicada en "Comercio y Justicia": 2 Septiembre 2010 a las 7:00 
Por Carlos Nasser / Secretario General de la Asociación Empresaria Córdoba (AEA)
Durante el conflicto de 2008, los grandes medios nos decían que quien se oponía a las retenciones era “el campo”, metiendo en la misma bolsa a todos, como si fueran iguales los intereses de los grandes pooles a los de los pequeños y medianos productores. Esa confusión discursiva tuvo su efecto y muchos se confundieron, incluso los mismos productores pequeños que fueron tras reclamos que no eran sus propios intereses.
De igual manera, parecería que ahora, cuando un pequeño pero poderoso grupo de representantes de grandes corporaciones se saca una foto presionando tras políticas neoliberales, resulta que se nos presenta a la sociedad como si ésa fuese la opinión de todo el empresariado.
Más aún, cuando hace pocos días un representante de una multinacional automotriz hizo mediáticos reclamos, se dijo que “los empresarios reclamaban” por seguridad jurídica. Este último caso es francamente irresponsable y obsceno, sobre todo viniendo de un sector que se ha visto sobrebeneficiado en los últimos años.
Pareciera ser que los sectores que más se beneficiaron desde 2003 en adelante realizan los reclamos más injustificados. Y no está mal que estos sectores se hayan favorecido y obtenido muchas utilidades, pero debemos reconocer que hubo un marco y políticas macroeconómicas que lo permitieron. Negar la realidad  sería para los empresarios argentinos como escupir para arriba.
La industria nacional se ha recuperado porque hubo medidas de política económica que fortalecieron el mercado interno, que favorecieron el desarrollo de decenas de miles de pymes, que generaron empleo, lo que estimuló el consumo y, en muchos casos, posibilitó las exportaciones para nuevas empresas. También se recuperaron el comercio y los servicios y las economías regionales han visto renacer de la mano del mejoramiento de los sectores rurales y de la agroindustria. Esto ha sido posible aun en el marco de la última crisis global que Argentina ha sorteado, y ha retomado los niveles de crecimiento.
Cuando las pymes pueden crecer y desarrollarse, cuando la industria nacional vuelve a retomar el impulso luego de años de destrucción de su aparato productivo, no es únicamente por el esfuerzo individual de los empresarios, es fundamentalmente porque existen políticas macroeconómicas que lo permiten. Lo contrario sería creer que ahora nos va bien porque somos vivos, y entonces habría que pensar que en 2001 las empresas quebraban porque los empresarios eran tontos.
Es evidente que hay sectores minoritarios que pretenden volver a aplicar las políticas que empobrecieron y endeudaron a nuestro país y que destruyeron el aparato productivo. El proceso de reindustrialización que vive Argentina aún carece del sostén necesario para que se articule de manera constante, haciendo posible la continuidad del crecimiento y del trabajo. Para ello es imprescindible el rechazo de los intentos de retroceso.
Las pymes, que son más de 90 por ciento de las empresas argentinas, están en condiciones de continuar el camino de recuperación de la economía, en el marco de políticas de protección de la industria nacional. Defender lo conseguido hasta ahora es imperioso para poder avanzar hacia lo que falta y corregir los errores.
Que nadie se ilusione con que de la mano de políticas “aperturistas” o “devaluacionistas” las pymes podrán sobrevivir, y mucho menos será posible pensar en un país para todos. La concentración económica no favorece a los más débiles, pero para evitar la vuelta atrás hay que hacerse escuchar.
Hay medidas y herramientas de fomento de las pymes que son positivas  y alentadoras. Pero su implementación sigue careciendo de la efectividad que el sector necesita. Establecer políticas de Estado de defensa y apoyo a las pequeñas y medianas empresas se requieren para consolidar el camino iniciado. Un modelo industrialista con inclusión social garantiza trabajo y mejoras para las mayorías. Pero también hace falta ir construyendo una cultura nacional con políticas concretas.
En los sectores pymes, en los industriales nacionales, no debería haber confusión respecto a cuál es el modelo de crecimiento con desarrollo que necesitan como sectores. En sus representaciones tampoco debería haber confusión acerca de cómo y con quiénes se defienden las medidas que se necesitan y lo logrado. Las propuestas de quienes pretenden gobernar deberían ser muy claras respecto a los temas más importantes. Las políticas tributarias, una nueva ley de entidades financieras, las leyes y medidas de defensa de la industria nacional y de las pymes, todavía no se escuchan entre las propuestas de los candidatos.
Y no sólo compete a quienes deciden políticas nacionales, también las provincias y los municipios mucho pueden hacer para favorecer el desarrollo de las empresas, especialmente las industrias. Córdoba aún espera medidas de aliento y estímulo verdadero para las pymes.

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